
El doctor Orlando Morales, mi excelente profesor de Fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica, ha escrito un artículo titulado “Alzo mi voz a favor del uso del celular en el proceso educativo” (16/09/2025).Encuentro las siguientes debilidades en su razonamiento:
- Creo que ninguno de los que hemos abogado por sacar los celulares o teléfonos inteligentes de las aulas –en Costa Rica, ni en el extranjero– hemos expresado una reserva frente al avance tecnológico digital o la capacitación de jóvenes en sus múltiples usos positivos. Personalmente, pienso que siempre el presente ha sido mejor y lo es hoy día, pero eso no me impide ver problemas que, si se abordan apropiadamente, nos permitirán mejorar aún más este presente. Entonces, no me queda claro a quiénes se refiere el doctor Morales.
- El ejemplo de la niña que encuentra una buena respuesta a su pregunta utilizando inteligencia artificial (IA) es irrelevante al tema de los teléfonos inteligentes en el aula. La respuesta la pudo haber obtenido de una computadora, de una tableta o de un teléfono inteligente. No hay nada inherente al teléfono celular en cuanto al buen uso de la tecnología. Lo mismo con respecto al emprendimiento chileno de Lap4you. Una fuente de confusión cuando se habla e incluso cuando se investigan estos temas es que no se hace diferencia entre los diferentes usos de los diferentes aparatos. Es muy diferente un videojuego violento, una influencer que promueve la anorexia nerviosa y un video que explica la teoría cuántica.
- Como lo enfaticé en un artículo anterior, nos debería por lo menos causar curiosidad por qué motivo los países más avanzados en tecnología digital en el mundo (Dinamarca, Corea del Sur), y con el mejor rendimiento en las pruebas PISA, han aprobado leyes para sacar los celulares de las aulas. Estos países invierten en tecnología digital para la educación en cantidades difíciles de imaginar en nuestros países y sacan los teléfonos del aula.
- El problema no es que un teléfono inteligente no sirva para enseñar o aprender; es que no se usa para eso porque, por su diseño, se presta para todo tipo de distracciones e interacciones nocivas para el aprendizaje y la vida social de los estudiantes.
- La solución que ofrece el doctor Morales es la instauración de la disciplina en el aula. Esto me parece algo ingenuo. Tenemos más de 15 años de teléfonos celulares en el aula y las destrezas académicas vienen en caída libre en Costa Rica y en el mundo. Es difícil pensar que los profesores van a usar técnicas de disciplina efectivas y que los estudiantes van a responder a estas. Lo que dice el 80%-90% de los docentes en donde se han sacado los teléfonos del aula es que apoyan la medida. Así, ellos se pueden dedicarse a enseñar y los estudiantes, a aprender. No puede ser que en más de 24 países y 37 estados de Estados Unidos donde se han sacado los teléfonos de las aulas no se les haya ocurrido que lo que había que hacer era solo implantar disciplina.
- Para mejorar el aprendizaje, no necesitamos de ningún celular. Las medidas que recomiendo son: aumentar los periodos de enseñanza, mantener expectativas altas, capacitación y retroalimentación frecuente a los docentes, educación dominada por datos y tutorías intensivas. Todo requiere inversión, tiempo y capacitación de los docentes; mientras eso ocurre, saquemos los teléfonos de las aulas.
- Si se mantienen los teléfonos en el aula, todos los docentes, al igual que el doctor Morales, van a tener que levantar la voz, y mucho, pero para que los estudiantes dejen de ver el celular y les pongan atención.
lherrera@laclinica.cr
Luis Diego Herrera-Amighetti es psiquiatra, especialista en niños, adolescentes y salud pública, y miembro de número de la Academia Nacional de Medicina.