Una de las cualidades que tenemos los costarricenses es nuestra costumbre de ser agradecidos. En ese mismo espíritu, queremos extender nuestro agradecimiento a don Jorge Guardia, miembro de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR), por su reciente publicación en este medio, “Paralelismos entre la Fed y el BCCR”.
En su artículo, don Jorge nos da la razón sobre un punto que hemos resaltado en varias ocasiones: el papel aguanta lo que le pongan; por ende, que el BCCR cumpla con las metas de inflación es algo de antaño, dado que se puede anunciar, pero no parece necesario cumplirlo.
Don Jorge menciona al final de su artículo que, si el tipo de cambio aumenta, existe el riesgo de que la inflación sea mayor (sin preocuparse de que esté en el 0 %), dándonos a entender que retornar al rango meta establecido por el mismo Banco es, por consiguiente, un riesgo.
¿El 3 % (más/menos un 1 %) dejó de ser un objetivo y es ahora solo una sugerencia? La realidad es que la última vez que el BCCR redujo la tasa de política monetaria (TPM) en 25 puntos base, el tipo de cambio logró revertir su tendencia del mínimo de ¢501 hasta los valores actuales de ¢520-535 por dólar. (¡Qué torta!).
Obvio y no obvio
Como resultado, la inflación dejó de ser negativa (durante más de un año) y se acercó al 0 %. Pareciera que si se redujera más esa TPM, consecuente con lo que uno esperaría de un esquema de metas de inflación, el tipo de cambio podría incrementarse un poco más.
Como dice don Jorge, esto sería obvio, dada la relación inversa entre tasas y tipo de cambio. Lo que no sigue siendo obvio para el Banco Central es lo que han dicho otros economistas renombrados: que el tipo de cambio suba no es un riesgo, es un mecanismo de transmisión para que la inflación retorne al rango meta. También, que permitiría revertir riesgos, como la reciente dolarización del crédito en el sector privado.
Es curioso que don Jorge habló de metas de inflación, pero al final del artículo termina hablando del tipo de cambio. En vez de decir que tenemos un esquema de metas de inflación, nos da a entender que nuestro esquema evolucionó a un esquema de metas de tipo de cambio. Ya no preocupa tanto que suba la inflación, sino más bien que suba el tipo de cambio. (¡Dios guarde!).
En el espíritu de debate abierto que promueve Guardia, queremos ampliar algunos puntos de su artículo que, posiblemente, se quedaron fuera por accidente.
Primero, es importante aclarar que la disminución de la inflación también se debe a factores que están dentro del rango de acción del BCCR. Uno de los más obvios es la caída del tipo de cambio. Recordemos que algunos bienes en la canasta del índice de precios al consumidor (IPC) tienen precios en dólares.
La metodología del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) establece que estos precios se convierten a colones para calcular el IPC. Por lo tanto, con la caída del tipo de cambio, era esperable que el precio de varios bienes importados fuera menor, lo cual llevó a una disminución en la inflación promedio.
En segundo lugar, efectivamente, el BCCR comparte similitudes con la Fed en varios aspectos, como los efectos fiscales de una política monetaria restrictiva. En Estados Unidos, el debate actual se centra en las consecuencias de la política monetaria de la Fed sobre la sostenibilidad fiscal. El aumento significativo de la tasa de fondos federales encareció el financiamiento del déficit y afectó la deuda pública.
En el caso de Costa Rica, el incremento en la tasa de política monetaria también encareció el financiamiento del Ministerio de Hacienda, y la caída del tipo de cambio redujo significativamente los ingresos tributarios, debilitando así el flujo de caja de la Hacienda pública. Aquí, más bien, se quiso superar a la Fed.
Metas de tipo de cambio
Otro punto de convergencia es el valor de ambas tasas de política. El presidente del BCCR ha sido claro en su preocupación por no alejarse demasiado del valor de la tasa de la Fed. Su mensaje ha sido que es preferible estar alineados que ser muy diferentes, a pesar de que los determinantes de la tasa de la Fed y la TPM en Costa Rica son radicalmente distintos.
Por ejemplo, en Estados Unidos se está lidiando con una inflación que supera el objetivo de su banco central. En cambio, aquí estamos tratando de ver cuántos meses más logramos seguir por debajo de la meta sin tocar la tasa, algo así como cuánto tiempo logramos manejar sin sostener el volante.
El índice de condiciones financieras, que calcula el mismo Banco Central, indica que la política monetaria sigue siendo restrictiva (ya más de dos años) a pesar de que hay condiciones para dejar de serlo, por ejemplo, una inflación estacionada en un 0 %, que incluso fue negativa a lo largo de más de un año.
Argumentar, como dice don Jorge, que el mercado se volvió superavitario y que por eso el tipo de cambio no sube, es ignorar el papel que ha desempeñado el BCCR en afectar las condiciones para demandar divisas.
Como dice correctamente don Ronulfo Jiménez en su reciente artículo (“Colones, dólares y sus riesgos”), no hay que confundir las herramientas, y nosotros queremos añadir que tampoco hay que llamarlas por un nombre que no tienen. Hoy, el esquema que sigue el BCCR es metas de tipo de cambio, no de inflación.
Los autores son economistas.