El editorial de La Nación publicado el 21 de octubre presentó una imagen muy favorable del proyecto de la comunidad cuáquera de Monteverde para apoyar a las personas migrantes. Nos sentimos afortunados de haber tenido la oportunidad de acercarnos a las familias migrantes que habían estado retenidas en el Catem, y nos hemos visto profundamente enriquecidos por su presencia en nuestra comunidad.
Sin embargo, el artículo dio a entender que éramos las únicas personas en Costa Rica trabajando para apoyar a los migrantes, lo cual está lejos de ser cierto. Aquí, en Monteverde, muchas personas –ticos y no ticos– han apoyado a los migrantes y les han dado la bienvenida como miembros de la comunidad. Además, desde hace años existen numerosas personas y organizaciones en Costa Rica que han trabajado para mejorar la vida de las personas migrantes, brindando alimento y refugio en la frontera sur, en la GAM y en Los Chiles, en la frontera norte.
Organizaciones religiosas y no gubernamentales, en distintas partes del país, también han trabajado en los aspectos legales, asegurando que las personas migrantes que estuvieron en el Catem reciban la documentación y los servicios exigidos por la Sala Constitucional, cuya prestación, en muchos casos, aún no se ha cumplido.
Harriet Joslin y Tim Curtis, Monteverde
Una taza de café
Pocas veces reflexionamos sobre el solapado ritual que se entreteje alrededor de una simple taza de café, ya sea solo o acompañado: los recuerdos de la abuela, un desayuno en familia, evocación de entrañables cafetales, aromas navideños, añoranza del terruño, conversación relajada, confesiones dolorosas, románticos encuentros...; en fin, exposición de la intimidad en carne viva.
Es increíble lo que esta bebida puede representar: renovar el acercamiento, exaltar la alegría, sanar heridas, promover el perdón, o simplemente, como dice María Pretiz en su canción Háblame: “Háblame del tiempo / de las tardes de aguacero interminable / como aquellos sueños / entre tazas de café”. En esta próxima Navidad, y a punto de empezar las cogidas de café, levanto mi taza y brindo por nuestro grano de oro.
Julio Vindas Rodríguez, San Pablo de Heredia
Cambio en norma sobre aborto
El aborto debe ser analizado; no todos los casos son iguales. ¿Cómo van a obligar a una niña violada a que tenga un hijo del que la ultrajó y abandonó como si fuera un trapo? La madre no puede amar a ese niño. Desde su fecundación, el niño sentirá el rechazo y hasta odio de la persona que lo lleva en su vientre. Las leyes serían muy diferentes si los hombres pudieran embarazarse. No sé por qué se cambió la norma sobre aborto terapéutico. La nueva versión no protege a la madre, a quien le impiden terminar un embarazo aunque su vida esté en peligro y sus hijos queden huérfanos. No tiene ningún sentido que un niño nazca sin madre.
Marjorie González, Curridabat
Error de la IA
Para confrontar mis trabajos de etimología con la inteligencia artificial, le pregunté sobre el término de teratología cefalodimia (gemelos unidos por sus cabezas), que se lee en el diccionario médico de Océano. Los datos de esa inteligencia, igual que los del diccionario, contienen un error etimológico. En griego clásico, como se lee en griego en el Nuevo Testamento, gemelo es dídimo, donde se observa “dos”, omitido. Entonces, el término correcto es cefalodidimia. Es evidente que la IA copia errores de otros, y también se le puede cuestionar sobre otros asuntos en los que patina.
Rigoberto Guadamuz Monge, Desamparados
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