Juan Diego Madrigal tiene 36 años, pero mantiene vivo en su corazón el niño al que le gustaba ser el alma de las fiestas, al punto de hoy que quiere vestirse de payaso para amenizar las celebraciones de su familia.
Aunque solo lo ha hecho una vez, el futbolista del Santos de Guápiles asegura que le encontró mucho gusto a la experiencia, por lo que no descarta terminar de armar su kit de payaso y empezar a profesionalizarse en el tema.
“Yo soy muy alegre. Para ahorrar costos yo siempre hacía los juegos de los cumpleaños de mis primas o primos, pero un día una prima me pidió que si podía vestirme. Al final le dije que sí y solo me faltó pintarme”, aseguró entre risas.
Juan Diego desarrolló una habilidad para liderar juegos tradicionales como: ‘Enano y Gigante’, ‘Mar y Tierra’, ‘La cola del burro’, entre otros.
Madrigal confesó que él nunca se dedicó a la actuación o algo similar. Tampoco ha tenido experiencia como comediante, pese a que siempre intenta hacer reír a los demás.
“Yo no quería que los cumpleaños fueran solo sentarse y comer, entonces busqué desarrollar este tipo de actividades y la verdad me gustó mucho. Siento que puedo colaborar un poco más porque puedo hacer sonreír a la gente y eso es una sensación muy bonita”, destacó.
Manejar el disfraz no fue difícil para el veloz defensor; no obstante, siempre dudó de como usaría los zapatos.
El futbolista agregó que ponérselos la primera vez fue un reto, pero conforme pasaron los minutos supo dominarlos y encontró la forma de caminar sin tropezarse. Para el deportista la clave está en mantener el talón sobre el piso hasta que se dé el paso para avanzar.
Pero las facetas desconocidas del futbolista guapileño no se quedan en su traje bombacho y zapatos enormes, sino que también es un amante de armar rompecabezas en tercera dimensión.
Esta segunda pasión nació como una solución a las preocupaciones que desarrolló Juan Diego por el fútbol.
“Me estaba embotando mucho en el fútbol. La cabeza me daba muchas vueltas, tenía la costumbre de asumir muchas responsabilidades y ya después a la hora de jugar era muy perfeccionista. Necesitaba ocuparme en otras cosas. Lo de los rompecabezas me ayudó mucho para despejarme”.
En la casa, Juan Diego está armado el estadio Maracaná en miniatura, también el estadio Nacional y otras estructuras como iglesias de Francia y Rusia.
El zaguero puede armar una estructura en dos días o siete horas, dependiendo de sus obligaciones.
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Ahora tiene uno en mente que quiere conseguir: la Torre Eiffel de Francia. Es muy común que el jugador visite librerías en el Valle Central para sumar piezas a su colección, la cual ocupa un lugar en el garaje, donde exhibe los que ya armó a las personas que pasan frente a su casa.
La vida de Juan Diego Madrigal encontró paz en los rompecabezas y sonrisas en hacer disfrutar a los niños vestido de payaso.