Para no desentonar con los bares de barrio La California, en San José, el tren de Incofer se tiñó con luces de neón, globos y buena música.
Lo curioso es que no eran las 7 a. m. ni el tren estaba cargado de estudiantes o trabajadores urgidos de llegar a su destino.
Era viernes 22 de febrero, ya era de noche y quienes viajaban habían pagado por un servicio privado y especial.
¿Ilegal? No.
Un incidente con un vehículo parqueado en plena línea férrea dejó al descubierto que el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) alquila sus trenes para viajes privados con fines turísticos.
El Reglamento del Instituto establece una tarifa que oscila entre $182 y $426 por vagón, para este tipo de servicios, que incluyen también al maquinista.
El interesado define la ruta y la cantidad de vagones que desea. A mayor cantidad de vagones, más baja la tarifa, aunque no puede ser inferior a $182, explicó Miguel Carabaguíaz, presidente del Incofer.
El sábado anterior, los clientes del bar Craic, en La California, se asomaron por el balcón cuando varios hombres levantaban un auto que estorbaba en la línea férrea. Detrás estaba el tren, con mucha música, globos y luces de colores.
Stephanie González, periodista presente en el lugar, confirmó que la gente gritaba: “hay fiesta en el tren, hay fiesta en el tren”, y dijo que algunas personas bailaban en el vagón.
Las fotos del momento circularon en la red de mensajería corta Twitter, donde algunos especulaban si el servicio era legal o no.
Carabaguíaz confirmó ayer que sí lo es, pues el reglamento que regula este tipo de alquileres está vigente desde noviembre del 2002.
“Algunos lo comparan con el quinceaños en el Museo de Arte, y dicen que es una barbaridad y yo creo que no se parecen en nada”, declaró el jerarca.
Él hizo alusión a una fiesta privada en el Museo de Arte Costarricense en abril del 2011, que trascendió un año después y que motivó la renuncia de la entonces directora, Florencia Urbina.
Según Carabaguíaz, los casos no son comparables, porque los contratos del tren prohíben el consumo de bebidas alcohólicas, fumar e incluso bailar.
El funcionario explicó que esa noche se trataba de un contrato con una empresa de medicamentos ubicada en Pavas, la cual solicitó el tren para un viaje ida y vuelta, entre Pavas y Heredia.
Además del pago por vagón, el interesado debe adquirir una póliza de riesgo de ¢50 millones para cubrir a los pasajeros.