Los equipos eléctricos dañados durante una rayería están excluidos de indemnización por parte de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL), que por ello solicita a sus abonados extremar cuidados en esta época, cuando aumentan los rayos.
Durante la estación lluviosa, de mayo a diciembre, la CNFL destina un promedio de ¢3 millones al mes a la reparación o compra de equipos electrónicos y electrodomésticos nuevos para sus clientes.
El gasto únicamente atiende averías resultantes de variaciones de voltaje, luego de arreglos en redes de distribución por causa de rayos o por ramas de árboles sin podar que hagan contacto con las líneas y ocasionen cortes de corriente.
Si hay rayería o algún mapache, pizote u otro animal silvestre sube a un poste y crea un corte, la CNFL tampoco se hace responsable, debido a que son causas ajenas a su control, precisó Adán Marchena, subdirector Comercial de la CNFL.
¿Cuándo se aplica? El funcionario indicó que la entidad sí asume responsabilidad cuando el daño en los equipos resulta de alguna acción en que la CNFL intervino.
Citó, por ejemplo, alguna maniobra en la red ejecutada sin los debidos controles o por cables sueltos en la base del medidor.
En esos casos, agregó Marchena, la entidad procede a realizar un estudio, luego de recibir la denuncia del cliente afectado y, si se verifica responsabilidad de la CNFL, se procede al pago.
Hasta el 9 de octubre de este año, se han registrado 664.171 rayos. El año pasado, durante el mismo periodo, se contabilizaron 900.000, según informó el Departamento de Descargas Atmosféricas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Debido a ese repunte de actividad, deben extremarse los cuidados, entre los cuales sobresalen verificar la instalación del sistema de puesta a tierra, desconectar equipos cuando no se estén usando y usar supresores de picos certificados.
Los equipos que más se dañan son los electrónicos, tales como computadoras, faxes, pantallas de televisión, televisores y equipos de sonido.
Marchena recordó que también hay que verificar la conexión de las líneas telefónicas y de las empresas cableras, ya que por ahí también circula la corriente si hay caída de rayos.
Hace más de 11 años, la CNFL sufrió pérdidas superiores a ¢32 millones cuando un rayo afectó la subestación de Colima. El hecho apagó seis horas sectores de la capital por el daño en circuitos que abastecían estaciones de La Sabana, Pavas y Escazú.