Los chinameros de Zapote afirman que las fiestas de fin de año dejaron de ser un buen negocio: quienes asisten no les compran como antes, y los precios, admiten, están demasiado altos.
“Zapote ya no es lo de antes”, coinciden muchos. Una de ellas es Sugey Meza, de 32 años y propietaria de un puesto de venta de manzanas escarchadas, algodón de azúcar y refrescos.
Ella abre a mediodía porque antes “no le compra nadie”. Eso, a pesar de que a Zapote asistan a diario entre 8.000 y 10.000 personas (de 11 a. m. a 1 a. m. ), según Leonardo Araya, presidente de la Comisión de Festejos de la Municipalidad de San José.
La misma suerte de Meza la corre Ricardo Espinoza, propietario de una rueda de la fortuna. En la mañana fría de ayer, luego de dos horas de haber abierto, todavía no había jugado nadie.
“Algo he pellizcado, al menos para comer. Pasa que Zapote no es como antes. En aquel tiempo era más cómodo, muy bueno y ahora es mucho más caro. La gente con costos come”, dijo.
La hora de apertura de algunos puestos y chinamos depende de lo cuantioso de las ventas del día anterior. Según María José Cruz, de Mango Locura, ahí abren más tarde cada día.
“Este año está muy bajo, jamás como el pasado, y eso nos golpeó duro. En estos días han estado regulares las ventas”, apuntó.
Adrián Araya, de 32 años, compró un vigorón que le costó ¢1.500 más que en 2013 y opinó que probablemente ese es el porqué de la caída en los negocios de Zapote.
¿Y los asistentes? En un recorrido que realizó La Nación en el campo ferial, ayer, se demostró que la mayoría buscaba comida tradicional más barata, mayor asistencia y que el arranque de los juegos mecánicos fuera a las 10 a. m. o antes, no al mediodía.
Raquel Miranda fue una de las que llegó desde muy temprano con su esposo y sus dos hijas, con tal de aprovechar los juegos mecánicos antes de que llegara “la gente del redondel”, para la corrida de las 3 p. m. Eso no sucedió.
La decepción y sorpresa al topar con un Zapote “desolado” la compartieron las hermanas Daniela Masís y Dayana Padilla, quienes madrugaron en Acosta para evitarse supuestos molotes.
Eduardo Fernández viajó con su familia desde Tirrases de Curridabat y le pareció indignante que, en el carrusel mecánico, le cobraran un tiquete a su esposa por “sostener” a una de sus hijas.
“Eso es excesivo. Gasté ¢3.000 en una sola atracción (por las dos hijas y la esposa) y está carísimo. ¿Quién las sostiene? ”, reclamó.
Balance positivo. De acuerdo con Guillermo Flores, del Ministerio de Salud, lo revelado por 42 funcionarios (a diario) en las fiestas de Zapote es “muy positivo”.
“Desde el viernes mejoró muchísimo la seguridad y limpieza, la inocuidad y la manipulación de alimentos. Se han puesto seis multas por tabaco y, de todas las muestras de alimentos, solo tres salieron contaminadas”, dijo.
Según Flores, los chinameros están muy anuentes a seguir las recomendaciones; la limpieza del centro ferial ha sido “perfecta” y las mediciones sónicas han mejorado. Esto, luego del cierre por ruido de cinco megabares (el viernes) y su apertura, el sábado.
Leonardo Araya, de la Municipalidad de San José, expresó que “todo en el campo ferial se ha movido muy bien” y agregó que es probable que los tres puestos de Zapote alcancen el galardón de bandera azul ecológica, Esto, por la mejoría en las condiciones sanitarias y de la salud pública.