Cartago
Con un master en sicología, Paulina Alvarado es la primera laica en el Continente Americano de ser consagrada en Italia como “sierva del sufrimiento”.
Para ello hizo sus votos de pobreza, castidad y obediencia en San Giovanni Rotondo, donde está el Instituto secular “Siervos del sufrimiento” bajo la égida de la Orden del Padre Pío, de la que es creyente.
La vocación inicial de Paulina, de 34 años, se dio cuando asistió con su hermana a una conferencia en el Colegio San Luis Gonzaga impartida por Monseñor Pierino, quien fuera discípulo del Padre Pío.
“Él portaba un guante-reliquia del Padre Pío y sus palabras me impactaron a tal grado que me acerqué y besé esa prenda, algo sucedió en mí, porque entonces decidí irme a la Iglesia del Carmen (hoy Catedral) y rompí a llorar viendo a la Virgen María”, narró.
Aquél llamado de Dios que sintió Paulina borró lo que pensaba era su destino: casarse y tener hijos. Ella fue invitada en el 2004 a efectuar un retiro espiritual en Italia, luego otros, hasta su consagración.
Después de asumir ser Sierva del Sufrimiento tuvo que renunciar paulatinamente a su anterior estilo de vida, sin embargo, reconoce que “el reto más difícil fue mi familia para quienes les costo comprender mi decisión”.
La sierva Paulina, volvió a Italia en el 2005, para confirmar su vocación: “Me orgullece ser la primera consagrada del Instituto en América y poder representar y difundir su espiritualidad”, dice con sencillez.
Ella dice que su trabajo profesional lo ofrece “por la santificación y salvación de las almas, la mayoría de personas ven en uno, algo diferente, porque estamos en el mundo sin ser del mundo mundano, somos cirineos silenciosos, así nos pidió el Beato Juan Pablo II, que fuéramos”.
En sus funciones de apoyo a la Iglesia Católica es ministra de la comunión en la Parroquia de San Esteban (Distrito El Carmen, de Cartago), y coordina para esta Diócesis, grupos del Padre Pío, de adultos mayores y jóvenes.
Para Paulina esa labor con los jóvenes “es esa maternidad espiritual, que nos ha hablado el Papa Francisco, la que trae almas a Dios, por lo que son como hijos para mí”.