El único antecedente fue conflictivo: la venta de bonos de la deuda a China pactada en secreto como parte de las negociaciones para establecer relaciones diplomáticas bilaterales.
Ese fue un crédito por $300 millones en condiciones preferenciales que aún no se ha terminado de pagar, pero ahora el Gobierno necesita más plata por la crisis fiscal y acude a la misma fuente: el gigante amigo asiático.
Las autoridades confirmaron haber hecho la solicitud a China este año, como publicó esta semana el semanario Universidad , aunque aún no hay respuesta de la contraparte.
Así lo reconoció ayer el presidente Luis Guillermo Solís: “Las negociaciones con el Gobierno de China apenas están en una fase de consulta, todavía no hay nada concreto. Se hizo una propuesta muy parecida a la que en su momento Costa Rica ha hecho con respecto a la venta de bonos en el mercado y con organismos internacionales; se trata de un mecanismo muy trasparente y esa es la línea que vamos a seguir, no habrá en esto ningún acuerdo que no sea el financiero, estrictamente el referido al tema de los bonos”.
Lo de “un mecanismo transparente” no es gratuito. Lo dijo ayer Solís consciente de las críticas que enfrentó el gobierno de Óscar Arias en el 2007 por negociar en secreto con China condiciones que solo se pudieron conocer después de una sentencia de la Sala Constitucional tica, en el 2008, por instancias de este medio como parte de la investigación de las transacciones diplomáticas.
Se pudo saber que China prestó al país $300 millones a una tasa preferencial del 2% a 12 años plazo, mediante una agencia llamada SAFE. Esa información resultó ser “inusual evidencia de que China usa sus reservas oficiales, las mayores del mundo, para explícitos objetivos políticos”, dijo The Wall Street Journal, uno de los medios del exterior que reprodujo la investigación.
Sin ‘limosna’. Ahora las cosas han cambiado. Además del antecedente político que obliga a la transparencia al Gobierno tico, su situación fiscal es más apremiante y China ya no es ese nuevo amigo dispuesto a dar grandes señales. Ya han pasado ocho años del nexo bilateral y ahora más bien Costa Rica pretende mantener una relación más estratégica y menos asistencialista, según ha explicado el canciller Manuel González.
“No hemos pedido limosnas. El tema (de vender bonos de la deuda) se tocó en el viaje que hicimos en enero a China, pero no fue una oferta estructurada”, contestó González.
Añadió que ahora sí hay una propuesta concreta, pero tampoco la detalló el director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, Juan Carlos Quirós.
“Somos claros que hay que hacerlo de manera transparente. Dada nuestra circunstancia fiscal, queremos que valoren adquirir deuda nuestra con el fin de llevar adelante la modernización de nuestra reforma tributaria”, comentó Quirós.
Costa Rica busca liquidez en la actual coyuntura fiscal, con un déficit que amenaza con llegar a un monto equivalente al 6% del producto interno bruto (PIB), bajo la vigilancia de los organismos internacionales. El Gobierno impulsa entonces reformas para recaudar más impuestos, pero también explora fuentes dónde conseguir dinero para lo urgente. Y la fuente china es una de ellas.