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Luego de que el Ministerio de Salud les advirtiera a los diputados que deben evitar las aglomeraciones en el Congreso, los jefes parlamentarios decidieron ampliar el espacio asignado al plenario legislativo.
El Salón de Expresidentes y Expresidenta de la República, ubicado continuo al recinto de sesiones, fue habilitado para que algunos legisladores puedan instalarse allí temporalmente.
De esta forma, se descartó la idea de volver a trasladar las sesiones del plenario de Cuesta de Moras al Auditorio Nacional del Museo de los Niños. Además, permite a los diputados tener a mano oficinas, asesores y equipo de cómputo.
La decisión fue confirmada este jueves por los jefes de bancada, según anunció el presidente del Directorio legislativo, Eduardo Cruickshank.
Cruickshank añadió que en la resolución también pesó el hecho de que la entrega del nuevo edificio del Congreso está prevista para el próximo 11 de agosto.
Luego de inspeccionar los salones del Parlamento, el Ministerio de Salud indicó que solo pueden haber 42 legisladores en el plenario y que se debe habilitar algún salón anexo para ubicar a los restantes 15.
Ya existen dos espacios, relativamente pequeños, en donde los diputados se pueden ubicar sin afectar el cuórum mínimo requerido para sesionar: el cafetín y un pequeño salón de reuniones.
A partir de la próxima semana, el Salón de Expresidentes se empezará a usar como si fuera parte del plenario, pero los congresistas tendrán que acudir a sus curules cuando quieran usar la palabra o haya alguna votación.
“En acatamiento de la disposición sanitaria, para permitir un mayor distanciamiento, las jefaturas acordaron incorporar el espacio de Expresidentes como parte del plenario y colocar ahí 15 diputados. Lo vamos a hacer de manera rotativa”, indicó Cruickshank.
El jerarca apuntó que, con esta medida, los congresistas tendrán a la mano “todos los insumos que necesitan en el trámite de producción de las leyes”.
La semana pasada, el ministro de Salud, Daniel Salas, previno a los diputados por incumplir las medidas sanitarias fijadas para que el Congreso volviera a su sede de Cuesta de Moras, luego de siete semanas de sesionar en el Museo de los Niños.
Entre los incumplimientos detectados estaban la realización de reuniones sin cumplir el protocolo de distanciamiento físico, así como hablar de pie y no utilizar ni careta ni mascarilla.
El caso más evidente fue el del independiente Jonathan Prendas, quien utilizó la palabra de pie, pese a que tenía a una diputada sentada al frente y, cuando Cruickshank le llamó la atención, se negó a acatar la recomendación.
