
Los presidentes de Costa Rica y Panamá, Luis Guillermo Solís y Juan Carlos Varela, acordaron buscar países que estén dispuestos a recibir a los migrantes que se quedan estancados en su territorios, ante el cierre de fronteras que impuso Nicaragua.
La idea es coordinar la reubicación voluntaria de los migrantes, expresaron ambos mandatarios en el distrito panameño de Boquete, en la provincia de Chiriquí.
Ellos coincidieron en la necesidades de hacer un llamado a terceros países sobre la emergencia que vive la región, por el tránsito masivo de haitianos, cubanos, africanos y asiáticos. Así lo informaron en un comunicado conjunto.
Solís y Varela impulsarán la creación de un fondo de contribuciones voluntarias, a nivel regional, que permita a los países en desarrollo que viven esta migración financiar la atención humanitaria de dichas personas, que en su mayoría intentan llegar a Estados Unidos.
Adicionalmente, Costa Rica y Panamá intercambiarán información sobre la identidad de los migrantes que pasan por sus territorios, pues uno de los principales problemas es que muchos se niegan a identificarse, para evitar deportaciones.
Ambos gobiernos se comprometen a aplicar deportaciones y retornos voluntarios, cuando corresponda, según lo permita la normativa internacional. Tal es el caso de personas que entren de manera irregular.
En la reunión, se acordó crear una comisión de alto nivel para dar seguimiento a las medidas acordadas, integrada por personeros de Seguridad, Migración y Relaciones Exteriores.
La idea, asimismo, es seguir presionando por ayuda para esta problemática en los foros internacionales.
Más de 8.000 haitianos y africanos han ingresado a Costa Rica, procedentes de Panamá, este año, luego de la crisis de migrantes cubanos que atrajo una ola de un tamaño similar entre finales del 2015 y principios del 2016.
Buena parte de los haitianos proviene de Brasil, adonde habían migrado tras el terremoto del 2010. Decidieron viajar al norte, al perder sus fuentes de empleo en el gigante suramericano.
Haitianos se disfrazaron de africanos tras perder su empleo en Brasil
Nicaragua, en tanto, les cierra las puertas, lo que obliga a San José y a Panamá a invertir en albergues con ayuda humanitaria.
El jueves, de hecho, el periódico nicaragüense Confidencial publicó que pobladores de la comunidad El Tamarindo, en el Pacífico de Nicaragua, fueron agredidos por fuerzas de seguridad del gobierno de Daniel Ortega, por dar auxilio a migrantes que llegaron por mar procedentes de Costa Rica. Los migrantes, además, fueron apresados.