Hace 25 años, en Costa Rica había 40.922 personas con 80 años o más. Ese grupo constituía el 1,07% de la población nacional. En este cuarto de siglo, la población costarricense aumentó un 39,38%, pero quienes sobrepasan la octava década de vida se triplicaron.
Para el 2025, los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) hablan de 130.539 ticos que sobrepasan esta edad, una cifra 3,19 veces mayor que la del 2000. Ese 1,07% se transformó en un 2,41%.
Estas cifras, fruto de una esperanza de vida cada vez mayor y de avances médicos y tecnológicos, plantean varios desafíos para la sociedad e implican necesidades muy específicas para el cuido de la salud y el desarrollo de esta población.
Algunos grupos académicos lo definen como una “cuarta edad”.
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“Son personas que no pueden esperar indefinidamente en un servicio de salud y que requieren de más apoyo. No es lo mismo que las personas de 60 o 70 años, que normalmente tienen más fuerzas y más apoyo”, destacó Fernando Morales Martínez, exdirector del Hospital Nacional de Geriatría y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR).
La situación se complicaría en el futuro. Según las proyecciones del INEC, para el 2050 serán 467.866 personas de 80 años o más. Para entonces serían el 8,65% de la población. Para ese año, la esperanza de vida al nacer alcanzaría los 84,27 años (81,4 años en los hombres y 87,2 años en las mujeres). Toda esta es población que en este momento ya es mayor de 60 años.
Esta situación también es una oportunidad para crear nuevos servicios, optimizar las ciudades y generar nuevas vetas de desarrollo.
La Nación conversó con especialistas en geriatría, en economía y negocios, así como con personas de la sociedad civil que llevan proyectos en torno a esta población, para analizar los retos y oportunidades.
El geriatra paliativista José Ernesto Picado Ovares recalcó que la población mayor de 80 años es la de mayor aumento en los últimos años, y se prevé que se siga incrementando. Para él, aunque esta situación sí debe llamar a la acción a la sociedad, los estilos de vida son vitales y la edad no es tan determinante.
“La reserva funcional sí es menor conforme pasa el tiempo, pero hay personas de más de 80 años con una muy buena calidad de vida que no se ve en personas varios años menores. Por eso la prevención y los cuidados a la salud son necesarios”, expresó.
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¿Cómo es la población mayor de 80 años en Costa Rica?

Las personas de estas edades se encuentran en todo el país, con diversas condiciones de salud y con niveles de movilidad y necesidades distintos, lo que apunta a la urgencia de servicios más especializados.
Las mujeres tienen una mayor participación en este grupo, pues la esperanza de vida en ellas es mayor que en ellos. Si se toman en cuenta todas las edades, las mujeres son el 50,07% de la población nacional, pero si se enfoca en las personas de 80 años y más, ellas ya constituyen el 56,63%.
En las mujeres, el crecimiento en los últimos 25 años ha sido mayor. El número de personas que sobrepasan las ocho décadas aumentó 3,13 veces en los hombres y 3,22 en las mujeres.
Esta población también se ve en todo el país, con una presencia mayoritaria en San José y Alajuela, dado que son las provincias con mayor población en Costa Rica. Estas dos concentran el 56% de los octogenarios y personas de más edad.
Sin embargo, cuando se ve cada provincia por separado, la cantidad de este grupo varía. El porcentaje de este grupo es menor en Limón, donde es el 1,79%, mientras que en San José, la provincia con mayor proporción, tiene un 2,89% de su población en este rango etario.
Además, la Política Nacional de Envejecimiento 2023-2033 detalla la funcionalidad en dicha población:
- La tasa de prevalencia de discapacidad entre las personas de 60 años y más es de 32% y aumenta a 55% después de los 80 años.
- Hay brecha de género: el 70% de las mujeres de este grupo etario tienen discapacidad, en comparación con 40% de los hombres.
- El 28% de las personas de 80 años y más dependen de otras para realizar actividades cotidianas.
En Costa Rica, el grueso de esta población vive en casas de habitación. Sin embargo, datos del Ministerio de Salud indicaban en el 2024 que en Costa Rica hay 128 centros de larga estancia, cuyas capacidades oscilan entre las cuatro y las 210 personas.
Los retos de una sociedad que envejece

Para Fernando Morales, son múltiples los desafíos que este cambio demográfico presenta.
“A los tomadores de decisiones les ha costado mucho entender esto. El aumento ya está, pero va a hacerse cada vez mayor y todavía no estamos preparados. Llevamos años luchando por el nuevo Hospital de Geriatría. La población de 80 años y más va a requerir más servicios que el resto de la población”, destacó.
Según las proyecciones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la puesta en operación de la primera etapa de ese centro especializado se estima para marzo del 2030. Y la entrada en funcionamiento por completo se daría dos años después.
En este momento, en Costa Rica hay 203 geriatras; por cada uno de ellos hay 4.000 adultos mayores, cuando lo ideal sería que fueran 1.000. A esto se le unen 51 residentes de geriatría, cifra que incluye a quienes comenzarán su formación en agosto.
“Si querés formar buenos médicos, necesitás un buen centro médico para su formación”, expresó Morales.
Por su parte, Tatiana Valverde Chacón, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCR, comentó que la preocupación de muchas personas con las pensiones también es un reto en sí misma, porque es el dinero que muchos destinan para una vejez que se puede extender por muchos años.
“La población que genera para los cuidados de estas personas también será cada vez menor y con una expectativa de vida cada vez mayor. Es un reto para las instituciones, las comunidades y el mismo gobierno”, afirmó.
Para Picado, también deben conceptualizarse ciudades completas que se adapten a las necesidades no solo de los adultos mayores, sino de todas las personas con discapacidad. Se requieren buenos espacios públicos y capacidad para el cuido. Por ello, impulsan el modelo de ciudades compasivas a través de la Fundación Partir con Dignidad.
Las oportunidades: nuevos servicios, nuevos negocios
Este cambio demográfico también trae consigo las oportunidades para llenar algunos de los vacíos que aquejan a la sociedad.
Valverde, quien también es la directora de la Agencia Universitaria para la Gestión del Emprendimiento (Auge), señaló que en sus cursos hay más emprendimientos dirigidos a adultos mayores.
Ella lo ve como una oportunidad no solo para ofrecer servicios de hogares de larga estancia o centros diurnos, sino también en otras áreas, como crear residenciales para adultos mayores que no tienen hijos –o que los tienen lejos– y buscan acompañarse.
También, crear espacios de recreación, servicios más amigables y productos dirigidos solo a esta población son posibles ideas de negocios.
“Habrá oportunidades para especializaciones mayores en servicios de nutrición, terapia física y otros. No es lo mismo atender a un adulto que a un adulto mayor. Incluso, hace unos días, por aparte, dos personas me preguntaron que si alguien podría hacerles compañía a sus papás, que son adultos mayores, para hacer mandados”, ejemplificó.
Dentro de sus labores en Auge, también ve a otros adultos mayores formarse para emprender en ese nicho.
“Tuve a un grupo de adultos mayores que querían formar una agencia de turismo para que personas mayores puedan pasear. Esto mismo puede pasar para los mayores de 80. Son personas que tal vez puedan sentirse más débiles y cansadas, pero que tienen las mismas ilusiones de personas a toda edad”, destacó.
La Universidad también está dando espacios para esta población. Valverde dijo que tuvo una alumna de 93 años.
