El canto fue puntual, a las 6:00 p. m., con la llegada de la Antorcha de la Libertad Centroamericana apenas un par de minutos antes, que había llegado al parque Central de San José.
Los faroles llegaron en sus más diversas formas: carretas, camiones, lámparas y hasta guarias moradas.
"Nosotros siempre venimos aquí. En San José, se vive muy bonito porque vemos la antorcha llegar”, dijo Yeslyn Montoya, quien llegó con su hijo, dos nueras y cuatro de sus nietos desde barrio Córdoba.
El desfile comenzó a las 6:04 p. m., justo después de que la antorcha salió rumbo a Montes de Oca y otra seguía hacia Zapote. Justo en ese momento, la lluvia comenzó.
“Nunca hay faroles sin lluvia”, bromeó ente risas Mariana Abarca, vecina de barrio Cuba.
El aguacero acortó el desfile, que estaba previsto para dar una vuelta completa al parque, pero la mayoría de las familias llegó a la esquina para buscar donde guarecerse.
“Después se resfrían y, ¿qué hace uno?”, le decía una mujer a su hijo mientras buscaban un alero.
La antorcha tenía previsto llegar a Cartago a las 8 p. m. para ser recibida por el presidente de la República, Carlos Alvarado.
Recorrido histórico
La tradición de la Antorcha de la Independencia nació en 1958, con el profesor costarricense de Educación Física Alfredo Cruz Bolaños, quien buscó una forma de unir a los países del Istmo con el deporte.
En 1964, la idea ya se había adoptado en todos los países. Entonces, la antorcha se tomó como un símbolo del recorrido que en su momento se hizo para dar a conocer la noticia de la Independencia, desde la capital de Guatemala hasta Cartago. En total, son 1.300 km de recorrido a través de toda Centroamérica.
Al principio, solo una antorcha recorría los 350 kilómetros desde Peñas Blancas hasta Cartago. A partir de 1985, otras teas secundarias llevaran el mensaje a la zona norte, Puntarenas, Sarapiquí y Limón.
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¿Por qué los faroles?
Es una forma de recordar lo sucedido la noche del 14 de setiembre de 1821, Dolores Bedoya, una mujer guatemalteca, corrió por las empedradas calles de Guatemala, con un farol en sus manos y alentando a sus vecinos buscando que se congregaran en la plaza, frente al cabildo, para vociferar, en una sola garganta “Viva la patria”, “Viva la libertad”.
Dentro del ayuntamiento, estaban reunidos los líderes de las diputaciones provinciales de Guatemala, entre ellas Chiapas, Honduras y El Salvador. Fue el pueblo entero alumbrado con sus lámparas y faroles, (pues en esa época no había electricidad) el que logró con sus llamados y presiones, que los patricios estamparan la tan deseada firma.
Desde ese momento y año con año, los pueblos libres de Centroamérica comenzaron a adornar las humildes viviendas con faroles, para conmemorar las festividades patrias y la gesta de Dolores Bedoya.
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Canto patriótico
El canto del Himno Nacional a las 6 p. m. es la tradición más nueva. Tuvo lugar, por primera vez, en 1988.
Según una encuesta de Unimer en 2013 (último año en que se realizó dicho estudio), el 74% de los ticos dicen cantarlo a esa hora, estén donde estén.
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