Tras un siglo de haber sido colocado frente a la entrada del Teatro Nacional, en San José, el monumento a Juan Mora Fernández recobró su brillo y color original gracias a una restauración liderada por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), la diseñadora Sarah Fage Hay y el arquitecto Jorge Aguilar, quienes no dejaron por fuera ni un solo detalle de la famosa estatua del primer jefe de Estado del país.
Las labores fueron planificadas desde el 2020 y concluyeron el mes pasado. Consistieron en trabajos de conservación del bronce, del pedestal y de la placa de mármol, así como la reinstalación del monumento, la reposición de la placa de aluminio y la limpieza final de la obra. Los gastos fueron asumidos por el banco ya que desde diciembre anterior es propietario de la plaza Juan Mora Fernández, donde se ubica la pieza.
De acuerdo con la entidad, la escultura —cuyo color original es café— presentaba una capa de cera teñida que, inicialmente, fue de color verde pero que con el paso del tiempo pasó a ser blanca. “Esta capa comenzó a desprenderse con el tiempo y afectaba la estética del bronce, dando un acabado sucio y descuidado, con manchas y texturas que no son propias de la obra”, señaló.
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Aunque la corrosión (partes verdes) en las zonas más expuestas al agua y al sol se debe a un proceso natural del bronce, los encargados indicaron que era necesario remover y neutralizar la superficie para evitar que continuara ese proceso corrosivo y de una vez arreglar varias fisuras que habían sido selladas con silicona.
“Para la restauración del bronce se inició con la remoción de la suciedad, grasa, heces de aves y otros elementos corrosivos. Seguidamente se removió la capa de cera, lo que permitió exponer el bronce color café original de la obra.
“Las fisuras detectadas al inicio del proceso fueron selladas con soldadura de bronce. Adicionalmente, se aplicó una base de pátina para emparejar la obra, aplicada con soplete y aerosol para darle el acabado adecuado al bronce. El último proceso consistió en aplicar cera al bronce para sellarlo y darle brillo”, explicaron.
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También fue necesario mejorar el pedestal de piedra de molejón que soporta la obra, ya que como ha sido trasladada varias veces desde su inauguración, el 15 de setiembre de 1921, la piedra se había debilitado al punto de que todas las caras del pedestal tenían desprendimientos de material.
“Para la restauración de esta parte del monumento fueron necesarias labores de excavación y exploración. Además, se colocó un anillo de acero en la base del pedestal para su traslado. Estas labores también implicaron la reubicación de tubos de instalación eléctrica que no debían quedar bajo el monumento”, detallaron los artistas.
Por último, se restauró la placa de mármol blanco que tiene la leyenda de Benemérito de la Patria, para eliminar las fisuras que había en las esquinas, así como la suciedad, algunos grafitis y las letras que perdieron el color. Para esto se realizó un lavado y blanqueamiento con jabón y ácido muriático, pero también se lijaron los bordes, se texturizó el escudo y se pintaron las letras en color negro para mejorar la lectura de los textos.