
El 3 de octubre de 1975, a las 6 p. m., fue reabierto el botadero de basura de Río Azul, al permitirse que unos 40 camiones cargados entraran al lugar.
Hicieron falta varias horas para que se llegara al convenio de que, a cambio de que la comunidad aceptara de nuevo el paso de los vehículos, la Municipalidad de San José debía comprometerse a trabajar con sus tractores y vagonetas durante la noche para que la extensa área de basura quedara recubierta de tierra.
“No vacilaremos en cerrarlo de nuevo si la Municipalidad no cumple”, dijo un vecino de Río Azul de La Unión.
Con esta decisión, se pretende resolver uno de los problemas más graves que enfrentaba el área metropolitana, ya que todas las municipalidades van a dejar sus basuras a ese lugar.
“En pocos días, estaríamos inundados de basura, de moscas y de focos de contagio de diversas enfermedades”, apuntó Juan Carlos Antillón, viceministro de Salud, quien junto a Juan B. Lugari, jefe del Departamento de Ingeniería Sanitaria, trabajaron como mediadores para encontrar una solución al problema.
La Asociación de Desarrollo Comunal y el Comité de Vigilancia de Río Azul dispusieron el cierre del botadero como protesta por el descuido de la Municipalidad de San José, que desde hacía dos meses no cubría con tierra la basura, de acuerdo al convenio pactado.
El cierre se produjo a las 7 a. m. y cuatro horas después más de 40 camiones y vehículos de otro tonelaje hacía una larga fila.
Un redactor de La Nación constató que el mal olor de la basura se extendía sobre un área de aproximadamente 3 kilómetros cuadrados.
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