
“Aquí, en el Parque Victoria, 17 días y una hora después que Antonio Obando Chang, de 15 años, ofrendó su vida por salvar otras en el accidente de La Angostura, las notas del Duelo de la Patria conmovieron hasta las hojas de los árboles”, relató Danilo Arias Madrigal en La Nación del 1.° de octubre de 1975.
La tragedia de La Angostura ocurrió el 13 de setiembre de ese año en Puntarenas, donde murieron 50 pasajeros al caer un bus al estero luego de que se le reventara un neumático.
“Toño, alístese que lo va a dejar el bus”, le había dicho el padre a Antonio esa mañana de sábado en su casa, en El Roble.
Antonio se alistó, habló con sus hermanas y se preparó su vaso de leche. “Le encantaba la leche”, recordó su madre, doña Yanny.
Se puso el pantalón del uniforme del Liceo Martí, una camiseta y salió a tomar el bus. En el centro educativo lo esperaban sus compañeros para un partido de voleibol.
A las 9:45 a. m., el bus se volcó en La Angostura. Antonio solo pensó en salvar vidas, se lanzó al agua y sacó a un niño. Se lanzó de nuevo y salvó a una persona mayor. Volvió a zambullirse y no salió más. Varias personas desesperadas se sujetaron de él y juntos se hundieron.
El 30 de setiembre en el parque, don Antonio se abrazó con su esposa, al lado del presidente en ejercicio, Fernando Guzmán y el ministro de Educación.
“Las notas del Duelo de la Patria sacudían las fibras del corazón de todo Puntarenas”, detallaba el relato.
Guzmán le entregó la medalla a la madre del joven estudiante, ahora declarado héroe nacional.
La curiosidad: Rumbo celestial
El lente del fotógrafo Francisco González capta un rótulo caído en la Autopista General Cañas.

