“(En Costa Rica) tenemos estudiantes en noveno año que leen como si estuvieran en tercer grado”.
La declaración de la investigadora Jennyfer León Mena resume la realidad de la educación costarricense que quedó plasmada en el décimo informe del Estado de la Educación (EE) dado a conocer este jueves 28 de agosto.
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El reporte señala que los colegiales costarricenses de entre 15 y 16 años tienen un vacío académico de al menos cuatro años en comprensión lectora y razonamiento matemático. Lo anterior significa que un alumno de noveno año cuenta con los conocimientos de un estudiante de tercer grado.
En general, los estudiantes de secundaria que participaron en las pruebas PISA del 2022 presentan habilidades que corresponden a primaria, según la investigación.
“El país está graduando estudiantes en secundaria, que apenas muestran niveles de comprensión lectora y razonamiento matemático propios de tercer o cuarto grado de escuela”.
— Jennyfer León Mena, investigadora del Informe Estado de la Educación (EE).
Si bien los datos son reveladores, no resultan sorprendentes en el contexto de la crisis educativa que vive Costa Rica.
Para el jerarca del Ministerio de Educación Pública (MEP), Leonardo Sánchez Hernández, “los resultados de PISA 2022 deben leerse en su contexto”.
Sánchez comentó que esa prueba se aplicó a estudiantes de 15 años que ya llevaban una trayectoria de más de 10 años en el sistema educativo y que, además, vivieron dos años de pandemia que interrumpieron fuertemente su proceso de aprendizaje. No obstante, reconoció el rezago que vive la educación costarricense.
“No es un resultado atribuible únicamente a la coyuntura reciente, sino al arrastre de brechas históricas y estructurales. Ahora bien, no ocultamos la realidad: existe un rezago en lectura y matemáticas que debemos atender con decisión”, comentó el ministro.
Los hallazgos del informe evidencian que al finalizar la escuela, los estudiantes no adquieren nuevas habilidades en niveles de mayor dificultad, lo que implica que el sistema educativo no está cumpliendo con ese propósito.
En entrevista con La Nación, León explicó que para determinar el estado de aprendizajes de los estudiantes de 15 y 16 años, utilizaron la información sobre los contenidos que evalúa el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés), el nivel en el que se ubica el país en esas pruebas y revisaron el curriculum con el que aprenden los alumnos.
“Tienen (los colegiales) niveles de comprensión tan básicos que es lo que nuestro curriculum dice que deberían de tener en tercer grado, máximo sexto. El problema es que después de ahí no seguimos avanzando”, señaló.
El 2009 fue el año en el que Costa Rica tuvo mejor desempeño en las pruebas PISA, exámenes que evalúan cada tres años las competencias en lectura, matemáticas y ciencias de estudiantes de 15 años, para posteriormente presentar un diagnóstico comparativo.
En estas pruebas participan alumnos de todos los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Entre el 2009 y 2022, las puntuaciones del estudiantado tico bajaron un 6,32% en lectura, 5,87% en matemática y 4,42% en ciencias. El Estado de la Educación afirma que Costa Rica es el país que encabeza la lista de las naciones con mayor retroceso y confirma una pérdida sostenida de aprendizajes.
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Problemas vienen desde la escuela
La crisis de la educación costarricense se origina en primaria y se extiende a secundaria y educación superior. Aun cuando el Ministerio de Educación Pública registra una caída en los porcentajes de reprobación desde el 2018, lo cierto es que los alumnos llegan a la universidad con serias carencias.

León explicó que el primer problema se presenta en las clases y en cómo se está impartiendo la materia, pues los docentes de escuela se concentran en didácticas generales y no en las específicas. Estas últimas son necesarias para desarrollar ciertas habilidades de comprensión lectora como identificar ideas centrales y desarrollar fluidez lectora, entre otras.
El EE añadió que los profesores de Español que respondieron a sus consultas manifestaron desconocimiento sobre el proceso lector y las etapas necesarias para mejorar su compresión.
Un diagnóstico elaborado por la Universidad Nacional (UNA) confirmó que los jóvenes llegan a la educación superior con serios problemas de comprensión de lectura.
El informe Habilidades de Comprensión Lectora de Estudiantes de Primer Ingreso reveló que solo un 14% de los alumnos de Estudios Generales, ubicados en la sede central de la UNA en el 2024, entraron con un nivel satisfactorio en esa destreza.
En cambio, un 86% de los jóvenes, con una edad promedio de 19 años, no alcanzó el nivel que deberían tener al salir de secundaria.
En cuanto a matemáticas, el EE revela que el programa del MEP, que se modernizó en el 2012, presenta una alineación adecuada con los contenidos y procesos evaluados por PISA y que, si sus contenidos y niveles de complejidad se implementaran en su totalidad, permitirían alcanzar mejores resultados que los obtenidos en PISA 2022.
No obstante, tal y como La Nación informó a inicios de agosto, en Costa Rica no se imparte el programa completo de esa materia porque, según confirmaron docentes, “no da tiempo”.
“Álgebra es la base para un montón de cosas, se utiliza mucho en la universidad. Pero resulta que está para octavo año, para verse a final del año, pero no da tiempo. Llegamos a noveno sin haber visto álgebra y se ve poco. Llegamos a décimo, van a clases de Física matemática y tienen que saber resolver ecuaciones y no tienen conocimiento básico de álgebra”, comentó la docente Angie Picado Chinchilla.
Por otra parte, el informe agrega que los educadores que fueron consultados como parte del estudio no cuentan con las herramientas didácticas necesarias para enseñar la asignatura de matemáticas de manera efectiva.
“Los docentes son formados en didácticas generales. No vamos a mejorar pruebas PISA mientras no hagamos un cambio sustantivo en la mejora de la mediación docente”, añadió Isabel Román Vega, coordinadora del Informe del Estado de la Educación.
Sobre las acciones que toma el MEP para combatir los vacíos académicos, el ministro Sánchez recordó que el primer eje de su plan de trabajo incluye la recuperación de los aprendizajes fundamentales.
El jerarca afirmó que ya hay acciones en marcha como la revisión curricular para fortalecer comprensión lectora inferencial y crítica. También mencionó la formación y acompañamiento docente en metodologías activas y mediación pedagógica, así como la entrega de miles de textos y materiales a colegios rurales, técnicos y artísticos, con capacitación para docentes en su uso.
La realidad en el aula
La docente Sofía Herrera Segura afirmó que en las aulas de las escuelas enfrentan múltiples retos, entre ellos, llevar los programas oficiales a la práctica cotidiana en medio de deficiencias estructurales del sistema educativo, limitaciones en recursos y materiales. A ello se le suman las carencias en actualización y capacitación docente.
Herrera es investigadora del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina), de la Universidad Nacional (UNA). Ella explicó que el enfoque de la educación primaria es por competencias y que es necesario mediar los aprendizajes para que los estudiantes sepan aplicarlos en su vida diaria, al enfrentar situaciones y experiencias reales.
Sostuvo que para lograrlo se requieren metodologías más activas que permitan un abordaje de los contenidos de manera más significativa. No obstante, afirmó que en muchas ocasiones esto no se logra priorizar debido a los múltiples factores que condicionan la práctica docente dentro del sistema educativo.
“Uno de los mayores vacíos que observamos es la profundización de los procesos de lectura y escritura. Muchos estudiantes avanzan de grado sin haber consolidado habilidades como la comprensión lectora, lo cual repercute en niveles superiores cuando deberían enfrentarse a aprendizajes más complejos”, afirmó.
Herrera comentó que en matemáticas sucede algo similar, pues trabajan procedimientos, pero no siempre se logra que el estudiante comprenda el fundamento ni que desarrolle un razonamiento lógico sólido.
