
Nueve cantones de Costa Rica tienen la certificación que les permite llamarse ciudades compasivas con los enfermos, principalmente, aquellas personas que enfrentan enfermedades terminales en condición de vulnerabilidad.
El proyecto de Ciudades Compasivas, que se inició hace tres años con el cantón central de Cartago, la primera ciudad compasiva del país, sumó a finales del mes pasado a los cantones de Alvarado, Curridabat, Oreamuno, Paraíso, San Rafael de Heredia, Turrialba, Jiménez y Upala.
La certificación fue entregada a ocho cantones el 25 de noviembre por Silvia Librada, de la Fundación New Health, de España, responsable de desarrollar la metodología para catalogar a ciudades como compasivas.
Ese día también se entregó un reconocimiento a Cartago por ser la primera provincia compasiva del país, a la Fundación Partir Con Dignidad y a Coopenae Wink, entidades promotoras del proyecto Todos Con Vos.
Estas ciudades compasivas son comunidades que han logrado organizarse para cuidar a las personas más enfermas que necesitan acompañamiento y para dar algún tipo de apoyo a la familia cuidadora.
La aspiración es abarcar más comunidades para que, en un mediano plazo, Costa Rica se convierta el primer país compasivo del mundo con una red nacional dedicada al cuidado digno y comunitario.
Este proyecto es liderado por la Fundación Partir con Dignidad, que cuenta con aliados estratégicos para desarrollarlo.
Otros cantones hacen fila, interesados en formar parte de este proyecto en el 2026. Son Belén, Flores y Barva, en Heredia, y Desamparados, en San José.
Aspiración comunal
Para ser declarada ciudad compasiva, una comunidad debe cumplir varios requisitos y superar una auditoría.
La evaluación destaca, entre otras cosas, el rigor y el compromiso del equipo y la inclusión del proyecto en planes municipales y ministeriales dirigidos a las personas adultas mayores.
En octubre del 2023, el cantón central de Cartago se convirtió en la primera ciudad compasiva de Costa Rica después de que la fundación española New Health le otorgó el reconocimiento por cumplir varias de las metas del proyecto “Cartago con vos: Ciudad Compasiva”.
Ese proyecto brinda apoyo a los enfermos terminales más vulnerables de esa comunidad y a sus familias, especialmente a los adultos mayores.
¿Qué significa una ciudad compasiva con los adultos mayores?
La meta es ambiciosa: conseguir que cada persona con enfermedad avanzada, alta dependencia o que está al final de su vida, reciba atención integral, compasiva y de calidad.
Según la Fundación Partir con Dignidad, esta iniciativa aplica un modelo de atención en cuidados paliativos que es exitoso en 15 ciudades de España, Portugal, Argentina y Colombia.
Está basado en la compasión, y busca crear y fortalecer a una comunidad unida por la vocación de cuidar.
Según el primer informe del Observatorio del Envejecimiento, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR), en Costa Rica viven solos más de 110.000 adultos mayores.
Esto implica un riesgo aumentado para accidentes, abandono de medicamentos y malnutrición, además de trastornos como depresión y ansiedad.
Un proyecto como el de ciudades compasivas, canaliza y orienta los esfuerzos que ya existen dentro de una comunidad para dirigirlos hacia estas personas que viven en soledad.
Se trata de tomar apoyo de comunidad, vecinos e instituciones públicas para proteger y acompañar a personas en sus necesidades.
Con proyectos que desarrollen la compasión, la empatía y el cuido hacia los más vulnerables de la comunidad, se fortalecen las redes de apoyo.
Una de las mayores ventajas, es que permite dar a los cuidadores de adultos mayores el soporte emocional y material para que hagan su labor de cuido de una mejor forma.
Trámite riguroso
El proceso para que un cantón obtenga la certificación no es únicamente técnico: exige voluntad política, participación ciudadana, formación y articulación institucional, según los promotores de la iniciativa.
Cada territorio debe demostrar avances claros en sensibilización, atención y organización social.
Con ejemplo de Cartago, los nuevos cantones fortalecieron vínculos con centros de salud y especialistas en cuidados paliativos, permitiendo detectar a tiempo situaciones de riesgo y evitando el abandono de las personas en condición de vulnerabilidad.
El modelo de Ciudades Compasivas reconoce que los últimos capítulos de la vida merecen acompañamiento, escucha, respeto y organización.
Las comunidades demostraron que la compasión puede planificarse, estructurarse y convertirse en una política pública desde las bases sociales.
