
Su Majestad la reina Matilde de Bélgica llegó a Costa Rica el domingo a bordo de un avión que sufrió una fractura en el parabrisas frontal de la cabina de pilotos.
El incidente ocurrió en pleno vuelo sobre el océano Atlántico y obligó a que se diera prioridad de aterrizaje al Boeing 787 (vuelo KL 759), en el que viajaba su alteza. La aeronave aterrizó sin inconvenientes a las 5 p. m. en el aeropuerto Juan Santamaría.
Este lunes, La Nación consultó al servicio de prensa de KLM Aerolíneas Reales Holandesas sobre las posibles causas de la rotura de la ventana, incluyendo la posibilidad de fatiga del material.
La empresa confirmó el daño, pero indicó que el origen del desperfecto es desconocido.
“La seguridad de los pasajeros y la tripulación no se vio comprometida. Todos los viajeros del vuelo de regreso a Ámsterdam (KL 760) fueron reubicados en otra aeronave”, informó la aerolínea sin dar más detalles.
Los parabrisas no son una pieza de vidrio, sino varias capas de vidrio reforzado, plástico acrílico y policarbonato, que se unen por otras capas de adhesivo polimérico.
La visita de Matilde Marie Christine Ghislaine, condesa de Udekem d’Acoz y reina de Bélgica, se extenderá hasta este miércoles 12 de febrero.
Su estancia en el país forma parte de una misión humanitaria como presidenta honoraria del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) de Bélgica.
Cada dos años, la monarca supervisa iniciativas de Unicef en distintas partes del mundo. Este es su décimo viaje en esa labor, tras haber visitado países como Níger, Tanzania, Senegal, Liberia, Haití, Etiopía, Laos, Kenia y Vietnam, según su página oficial.

