La eliminación del Programa de Afectividad y Sexualidad Integral que hasta el 2024 recibieron los estudiantes de colegio preocupa a especialistas en salud, psicología y educación.
Es el caso de Olga Guevara Álvarez, psicóloga e investigadora del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional (UNA), para quien la decisión tomada por el Consejo Superior de Educación “es un acto de inconsciencia que no responde a las necesidades del país”.
“Para nosotros, como profesionales en educación, esta noticia nos cae como un balde de agua fría (...) pareciera, por lo que se deja ver, que esto está movido por un orden político e ideológico y carecen de esa evidencia científica que nos habla de las necesidades de la población”, señaló la investigadora.
“Esto es un retroceso en los derechos humanos. Estamos negando información basada en evidencia científica. (...) No podemos ceder a presiones políticas de lo que son sus derechos”, añadió.
Los programas para la sexualidad y afectividad comenzaron en 2012 y fueron reformados en 2017.
En criterio de Guevara, esos programas fueron pensados desde la obligación que tiene el Estado de brindar, desde el sistema educativo, lo necesario para una formación integral.
“Tenían una serie de criterios formados por especialistas que saben del tema e hicieron un planteamiento que abarca muchos temas: género, derechos humanos, comportamiento, comunicación, relaciones de poder, respeto a la diversidad, discapacidad. Es una propuesta curricular que respondía a las necesidades de un país. Para nosotros esto es algo grave”, manifestó.
También para Óscar Valverde Cerros, director de la Fundación Paniamor y quien participó como consultor del Programa de Afectividad y Sexualidad Integral, indicó que la inclusión de este tema en el sistema educativo es vital.
Para Valverde, hay suficiente información y evidencia científica que demuestra que cuando los países diseñan programas amplios, compresivos, integrales sobre la sexualidad y la afectividad, en general, las personas ejercerán y vivirán después una experiencia sexual más plena que les permiten conocer sus derechos y respetar los de las demás personas.
Cuando las personas están expuestas a programas comprensivos e integrales de la sexualidad tienden a postergar el inicio de las relaciones sexuales y cuando ocurre lo hacen de manera protegida y con respeto hacia ellos mismos y a las demás personas. Esto lleva a la reducción de embarazos en la adolescencia, de infecciones de transmisión sexual y de relaciones impropias.
“La sexualidad y la afectividad se visibiliza en una perspectiva de responsabilidad y de correspeto. Soy responsable de mi vida, de mis actos, de una adecuada salud, pero soy responsable de respetar las vidas de las demás personas y el derecho de las otras personas de vivir su sexualidad sin violencia. En un niño, niña y adolescente se reduce la vulnerabilidad de ser violentado y abusado por un adulto”, destacó.
La importancia de la educación en sexualidad y afectividad
Uno de los cambios más palpables en la época de este programa educativo fue la reducción en las tasas de embarazo en la adolescencia. En 2012, cuando comenzó el programa, los embarazos en esta etapa constituían el 20,3% del total en Costa Rica. Para 2023, año más reciente para el cual hay datos disponibles, constituyeron el 9%, menos de la mitad. Valverde aclaró que esto no fue una causa y efecto únicamente del programa de educación, pero sí un punto medular en la ecuación. Cuando se ven los casos en Costa Rica, hay tres temas que redujeron el embarazo en la adolescencia.
- Los programas para la sexualidad y afectividad
- La oferta anticonceptiva de métodos de larga duración adecuados a los adolescentes
- La ley de relaciones impropias (cuyos alcances se discuten durante el programa para la sexualidad y afectividad)
Educación sexual en una época crucial
Como explica Guevara, la adolescencia es una etapa crucial para recibir educación sobre la sexualidad y afectividad integral, dado que es el momento cuando se construye la identidad y las relaciones interpersonales y afectivas. Por ello, los jóvenes requieren un acompañamiento integral con personas capacitadas.
No solo se necesita personas capacitadas, sino también un programa que llegue a los jóvenes.
Estos programas, insistió la investigadora, hablan de temas muy sensibles que requieren conocimiento y empatía para brindarlos. Se aborda la diversidad e identidad sexual, el reconocimiento de relaciones impropias y de abusos.
“Con esta eliminación se silencian todos estos temas tan importantes (...) No estamos abriendo el espacio, en el sistema educativo, para que se puedan hablar de temas tabúes con acompañamiento profesional”, destacó.
“Para entender temas de sexualidad humana, tenemos que pasar por lugares incómodos, no solo el embarazo adolescente, sino también la prevención del abuso sexual y de relaciones sexuales, prevención de infecciones de transmisión sexual”, destacó.
Según Valverde, los programas tenían que ver también con un componente de amor propio que es trascendental en la vida a futuro. Por ejemplo, cómo evitar conductas de riesgo expuestas por cánones de belleza y enseñarlos a cómo cuidarse sin castigarse. Y también les hacía apreciar una visión más amplia de los afectos y vínculos humanos que van más allá de la genitalidad y las relaciones de pareja.
“Nos ayuda a entender que nuestras identidades son diversas y a respetar. Esto no solo hace que las personas se sientan más seguras, también promueve un espacio de respeto y previene el bullying y discriminaciones por expresar la sexualidad de forma distinta. También ayuda a detectar la violencia en línea y a denunciarla”, subrayó.
Educación en sexualidad y afectividad no puede limitarse a los padres
La investigadora advirtió que las familias en general no están preparadas para abordar el tema, pues carecen de herramientas.
“No hay escuelas para padres que cubran todas las necesidades para toda la población. Es un mundo desafiante, una época muy diferente, con más acceso a desinformación sexual y de relaciones afectivas”, puntualizó Guevara.
“Es increíble, cuando uno da clases en las escuelas y colegios se da cuenta de cuántas falsas creencias tienen los estudiantes sobre el embarazo, infecciones de transmisión sexual y de cómo vivir sus relaciones afectivas”, añadió.