La educación para adultos en Costa Rica decrece a un ritmo de 8.000 alumnos por año.
“Yo deserté hace seis años por falta de recursos para transporte y pago de las pruebas. En ese momento, mi trabajo no me daba para pagar los estudios”, relató Yanily Vargas, exestudiante de educación nocturna.
Ella es una de las miles de personas que abandonaron los programas alternos de educación primaria y media, creados por el Ministerio de Educación Pública (MEP) para jóvenes y adultos. En términos relativos, en ese lapso de seis años la matrícula disminuyó un 24%.
Antes de dejar el colegio nocturno, Vargas cursó tres meses sétimo año en un colegio diurno, pero también por motivos financieros debió dejar las aulas e incorporarse al mercado laboral.
No obstante, al intentar continuar sus estudios en una modalidad “flexible e innovadora”, se topó con una serie de dificultades que la llevaron a desistir de sus deseos de estudiar.
Isabel Román, coordinadora general del Informe Estado de la Educación, aseguró que esta tendencia a la baja comenzó tras la pandemia, en el 2021. Pero recalcó que aún no existe una “explicación sólida” del porqué, aunque sí existe una hipótesis que permitiría entender el fenómeno.
Factores demográficos, como la disminución de la población en edad de cursar estas modalidades, podría ser una de las causantes. Además, agregó Román, cada vez son menos las personas que muestran interés en esta oferta académica.
De hecho, el 70% de las personas mayores de 25 años no ha completado la educación secundaria, según el Índice de Competitividad Nacional (ICN), del 2024.
El promedio de escolaridad en este grupo etario es de 7,7 años, es decir, muchos apenas concluyeron la primaria y, en el mejor de los casos, alcanzaron el sétimo año de secundaria.
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A pesar de las alternativas que ofrece el MEP para atacar esa baja escolaridad, la matrícula en los programas de Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) cayó en una cuarta parte, como se indicó previamente.
Según datos del Ministerio, las personas inscritas en esta modalidad pasaron de 203.772 en el 2019 a 155.210 del 2024. Lo anterior representó una reducción de 48.562 estudiantes (un 24%) en ese periodo, para un promedio de 8.000 personas menos al año.
Esta es la caída general registrada en las modalidades impartidas en los Centros Integrados de Educación de Adultos (Cindea), los Institutos Profesionales de Educación Comunitaria (IPEC), los Colegios Académicos Nocturnos (CAN), el Colegio Nacional de Educación a Distancia (Coned), las Escuelas Nocturnas y el Proyecto de Educación Abierta.
De todas, la educación abierta fue la modalidad con la mayor pérdida de matrícula. Aunque su objetivo es eliminar barreras como los costos, el desplazamiento y las restricciones de tiempo, al permitir que las personas estudien desde cualquier lugar del país y en cualquier momento, la cantidad de estudiantes en esta alternativa pasó de 48.770 en el 2019 a 27.529 en el 2024. Es decir, hubo una disminución del 43,55%.
Posibles causas
Luis Mathiew Morales, docente de Estudios Sociales y Educación Cívica del proyecto de educación abierta, confirmó que “efectivamente hay un descenso de la matrícula muy notable en todas las modalidades para jóvenes y adultos”.
Detalló, según su experiencia, que entre las posibles causas están la falta de actualización de los programas de estudio, la desconexión del MEP con el estudiantado de estas modalidades y el cierre de grupos por no llegar a la matrícula mínima requerida (15 alumnos).
Pablo Chaverri Chaves, del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide-UNA), detalló en una entrevista con este diario, en noviembre del 2024, que el desempeño cognitivo e intelectual de las personas está estrechamente vinculado con las condiciones de vida y los estímulos que reciben a lo largo de su crecimiento y desarrollo.
Por ello, además del aspecto académico, consideró relevante analizar si las personas reciben o recibieron becas, si hay comedores en los centros educativos, si cuentan con apoyo de material didáctico o transporte. “Todas estas condiciones son fundamentales”, afirmó Chaverri.
En el 2023, un informe de auditoría la Contraloría General de la República (CGR) subrayó que una de las deficiencias de la cobertura de estas modalidades educativas alternas es que los docentes enseñan a alumnos con técnicas de mediación pedagógica elaboradas para los niños, generando limitaciones en el seguimiento, capacitación y estandarización de prácticas de educación que deben ser utilizadas con la población de más edad.
Isabel Román, del Estado de la Educación, señaló otras posibles causas de la caída en la matrícula.
Mencionó que el cambio en el sistema de registro del MEP podría estar impactando los datos. Actualmente, los estudiantes son registrados con su número de cédula, lo que podría estar eliminando la “matrícula inflada” que antes se daba en algunos centros educativos, explicó.
Esto haría que las cifras actuales reflejen, con mayor exactitud, a la población realmente activa.
Además, aseguró que algunas personas podrían estar migrando de las modalidades para jóvenes y adultos hacia modalidades tradicionales, como los colegios diurnos, cuya matrícula aumentó después de la pandemia.
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Matrícula mínima obligatoria
De acuerdo con el docente Luis Mathiew Morales, la menor participación también podría estar asociada al hecho de que el MEP solicita que los grupos tengan una matrícula mínima de 15 estudiantes. “Casi que utilizando los mismos estándares que en el día, cuando se cuenta con una población sumamente distinta”, aseveró.
Dicha situación, según comentó, genera un “miedo constante” tanto para estudiantes como para profesores sobre qué sucederá con esos grupos, ya que en ocasiones suben de nivel, pero por no cumplir con el cupo mínimo, los estudiantes no pueden continuar sus estudios.
Morales agregó que eso provoca “desinterés y desestímulo” entre el personal docente. Para muchos, trabajar en esa modalidad no podrá ser su primera fuente de ingresos, porque existe una preocupación constante por desconocer en qué momento se cerrará el grupo.
Estudiantes se alejan por lentitud y desmotivación
Steven asistió al Cindea de Montes de Oca desde los 16 años; sin embargo, desertó del sistema educativo al considerar que este tipo de modalidad tiene múltiples desventajas para quienes deben estudiar y trabajar al mismo tiempo.
De acuerdo con las estadísticas del MEP, los Cindea pasaron de tener 74.013 alumnos en el 2019 a 60.940 el año pasado (una reducción del 18%). Dicha modalidad ofrece educación a personas de 15 años que no han terminado los estudios primarios o secundarios, o que buscan prepararse técnicamente.
Para Steven, aunque la oferta académica era atractiva, uno de los principales obstáculos fue la lentitud del proceso, pues debía completar diversos módulos. Esto le dificultaba alcanzar el bachillerato en el plazo que deseaba.
“Yo salí de estudiar de noche porque se me hacía un sistema muy lento”, expresó.
Luis Mathiew Morales comentó, con base en conversaciones con varios estudiantes, que otra de las razones del desinterés es que el MEP mantiene los mismos programas para la educación diurna y nocturna, por lo que los contenidos en ocasiones no son del agrado de jóvenes y adultos, quienes piensan que están perdiendo el tiempo.
Según relató Morales, hay una serie de contenidos que, para la población adulta que trabaja o tiene otros horizontes, “son cero interesantes y atractivos para estar en el aula”, como los que están enfocados en gobiernos estudiantiles o en seguridad vial.
Caída en colegios nocturnos
Por su parte, los colegios académicos nocturnos constituyen la tercera modalidad que ha perdido más matrícula en los últimos seis años, al pasar de 50.586 estudiantes en el 2019 a 42.167 en el 2024. Eso se traduce en una caída de 8.419 alumnos, o sea, un 16,6% menos.
Dentro de esta modalidad, el III Ciclo, que abarca los niveles de sétimo, octavo y noveno, es el más afectado, ya que en ese periodo se dejaron de matricular 6.949 estudiantes.
Morales indicó que otros factores que influyen para que una persona deje de matricular son los permisos laborales, problemas familiares, recaídas en drogas y el cuido de los hijos. Factores con los que, aseguró, el MEP está desconectado.
Desde el 9 de junio, La Nación consultó a dicha cartera sobre las posibles razones de la disminución de la matrícula en estos programas y las acciones que se han implementado para revertir dicha tendencia.
No obstante, pese a que el Ministerio informó de que la consulta se encontraba en trámite, al cierre de esta edición no se recibió una respuesta.
