Cuando Pablo Serrano Aybar se graduó de la Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR), se fue a continuar sus estudios en Estados Unidos. En el 2004, su plan era regresar a Costa Rica, pero una serie de oportunidades profesionales y personales lo hicieron extender su estancia. Hoy vive en Canadá y es cirujano hepatobiliar. Regresar al país no está dentro de sus planes a largo plazo.
Su historia es la de muchos otros profesionales calificados que han encontrado en el extranjero grandes posibilidades para desarrollarse. La diáspora de graduados, docentes o académicos ticos provoca que en el país esté ocurriendo la llamada fuga de talentos, que quiere decir que Costa Rica pierde a médicos, ingenieros, biotecnólogos, entre otros especialistas, porque encuentran o les ofrecen mejores oportunidades en otros países.
“Yo pensaba que iba a devolverme, aprecio la educación que tuve, siempre pensé en volver. Pero aquí conocí a mi pareja, nos casamos y cuando empecé a tomar la decisión de volver a Costa Rica no me parecía lo más propicio: yo quería hacer más investigación, un doctorado; en Costa Rica no hubiera podido”, comentó Serrano, quien además es máster en salud pública y biología molecular.
La Radiografía de la Diáspora Científica Costarricense de Hipatia, plataforma del Programa Estado de la Nación (PEN), reportó en el 2023 que unos 765 profesionales de las áreas de Ciencias Naturales y Exactas, Ciencias Médicas, Ciencias Agrícolas, Ingenierías y Tecnologías estudian o trabajan en el extranjero.
El documento señala que a diferencia de otras naciones, en el caso de Costa Rica la diáspora de estos profesionales, más que un asunto de números, es de calidad, pues este grupo de jóvenes “cuentan con una formidable preparación académica”.
Autoridades de la Universidad de Costa Rica (UCR) y del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec) consideran que la situación se ha tornado preocupante.
María Laura Arias Echandi, otrora vicerrectora de docencia e investigación de la UCR, describe la situación como grave.
“En el mundo actual, el movimiento se da cuando salen a hacer maestrías y doctorados, ahí es donde se roban a la gente a lo loco. Muchos muchachos y muchachas se van hasta con una reserva de plaza y no regresan porque les ofrecen condiciones salariales mejores que las que les ofrecemos aquí”, comenta Arias, quien señala que la UCR ha sido impactada por la fuga de talentos en los últimos años.
La funcionaria señala que en el caso de esa universidad, al tener las remuneraciones congeladas y con el tema del salario global, los profesionales son conscientes de que el sueldo no va a aumentar. “Un investigador tiene esa ansiedad de moverse y ahí se da la fuga de cerebros”, agrega.
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Al respecto, María Estrada Sánchez, rectora del Tec, coincide al señalar que el tema de los salarios congelados y la Ley de Empleo Público complican ofrecer sueldos competitivos a profesionales destacados en sus áreas.
Ella cuenta que en el Tecnológico la fuga de talento no se da solo en una carrera y que las más nuevas son las que tienen más movilidad, entre ellas, las ingenierías.
“Es muy triste ver cómo personas tan capacitadas y egresados que quisiéramos dejar vinculados a investigación o iniciativas, no se quedan porque en la industria les pagan cuatro veces más a lo que ganarían como empleados públicos. Que sirva la mención para aclarar que los empleados públicos estamos lejos de (ganar) lo que dicen en otros espacios”, comenta.
Estrada agrega que la fuga de cerebros es una tendencia que se está viviendo no solo en Costa Rica, sino también en el resto de Latinoamérica.
Asegura que esto no le pasa solo a una universidad pública, sino a todas. Relató que, en el caso del Tec, estudiantes y personal altamente calificado que han enviado a formarse al extranjero, encuentran barreras al regresar que van más allá de lo que las universidades pueden manejar, como las limitaciones que imponen la Ley de Empleo Público y la regla fiscal.
“Entonces, son doctores y doctoras que vienen con muchos conocimientos únicos en algunos casos, especializados para la región, vienen a aportar sus conocimientos en mallas curriculares, en investigación que hacemos y extensión con las comunidades y al no poder dotarles de lo que requieren en equipamiento científico y tecnológico entran en una gran frustración”, sostiene la rectora.
Por su parte, María Laura Arias dio un ejemplo de cómo les ha afectado la fuga de talentos: reveló que la UCR enfrenta la falta de docentes en ingenierías y computación. Para impartir cursos de estas carreras, es requisito que los profesores cuenten al menos con maestría, no obstante, ahora tienen que hacer excepciones y admitir licenciados.
Arias también explica que hay profesionales que se van a estudiar con una beca que ofrece algún país y que algunos toman un complemento que les brinda la universidad. Quienes lo aceptan quedan arraigados a la casa de estudios, pues por cada año que cursen en el extranjero, deben trabajar tres años en la UCR, compromiso que no simpatiza mucho al tener conciencia de que no tendrán demasiados beneficios a largo plazo.

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¿Cómo retener el talento en Costa Rica?
María Estrada comenta que en el Instituto Tecnológico de Costa Rica se han propuesto algunas medidas paliativas que, si bien no son soluciones definitivas, han ayudado. Estas consisten en permitir el teletrabajo desde el extranjero dando clases virtuales o brindando permisos sin goce salarial para que los académicos que lo requieran asistan a realizar pasantías o investigaciones en otros países.
Estrada relata que, a finales del año 2022, cuando era vicerrectora de docencia, habló con más de 120 académicos que pensaban irse de la institución; con ellos abordó el tema de teletrabajo desde el extranjero o autorizaciones sin goce de salario. Recuerda que se concretaron 10 renuncias. Desde ese año y hasta la fecha, unos 200 profesionales destacados han laborado para el Tec en modalidad virtual.
Según Estrada, los egresados del Tec se consolidan en naciones más desarrolladas que Costa Rica. La rectora señaló que se van formados con bases del país. “Esto significa que la educación pública universitaria es de mucha calidad y allá llegan a aportar y posicionarse”, agrega.
Ximena Albarenga, anterior asesora académica de la vicerrectora de docencia de la UCR, cuenta que para ir haciéndole frente a la fuga de talento y generación de reemplazo, solicitaron a las 57 unidades de la universidad que atienden más de 100 carreras y sedes que entregaran un plan de desarrollo docente y reducción de interinato.
“Se exigió a todas las carreras que plantearan un plan de relevo para hacer una mirada hacia adentro, para saber que cuentan con personas docentes, las que están en propiedad y las interinas. Además, que detectaran las necesidades de especialización y formación en temas emergentes o curriculares de cara a la jubilación de profesores”, añade María Laura Arias.
‘Cada vez se me hace más lejana Costa Rica’
El costarricense Pablo Serrano tiene un trabajo estable en cirugía hepatobiliar en un hospital de Canadá y también trabaja en estudios clínicos. Destaca que el gobierno de ese país destina dinero para realizarlos con pacientes con cáncer de hígado a quienes con tratamiento y cirugía se les puede mejorar su sobrevida.
“Cada vez hago más estudios, me adentro más en la cultura y se me hace más lejana Costa Rica. Hago cosas que no creo que podría hacer tan fácil en Costa Rica, además del contexto social”, comenta Serrano. Él se fue a hacer su residencia a Estados Unidos y como recibía un pago, no requirió ayuda de la UCR; por ello no estaba comprometido a regresar.
Pablo cuenta que él y dos de sus compañeros, quienes eran los mejores promedios de la clase, se fueron de Costa Rica buscando especialización que sabían que no podían tener aquí.
“La verdad no creo que ninguno de nosotros había pensado en no volver. Costa Rica, dentro de todo, tiene recursos para poder hacer muchas cosas, pero ninguno de nosotros volvió. Es una pena que no hayamos vuelto.
“Sé de compañeros que son médicos felices y tienen buena vida. Veo que hacen muchas cosas bien, pero es diferente a lo que hago: aquí la cirugía hepatobiliar está más desarrollada; allá se hace, pero aquí es más fácil”, manifiesta el médico, quien es padre de dos niños nacidos en Canadá.
Esteban Chacón Solano, un ingeniero en biotecnología egresado del Tec, es otro caso de ticos ejerciendo en el extranjero. El profesional, de 32 años, vive hace una década en Madrid, España.
Chacón viajó a Europa para realizar su tesis de grado y se quedó allá. Actualmente, es máster en biomedicina, trabaja como profesor universitario y en diferentes investigaciones. Por ahora, no ve cercano su regreso.
“El Estado hace una inversión para sacar a gente al exterior, pero no está capacitado ni financiera, ni legal ni burocráticamente para que ese profesional se integre de manera exitosa de nuevo. Hay muchos casos de personas que salieron con becas y al regresar a Costa Rica se dieron cuenta de que era imposible trabajar”, lamenta.