Los trastornos alimentarios son una realidad más allá de la adolescencia. Personas de 30 años o más, e incluso adultos mayores, son víctimas de ellos.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) reporta que entre 2019 y 2024 los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) aumentaron un 31,36% en este grupo poblacional. En los últimos 25 años, las hospitalizaciones en ese rango de edad pasaron de 11 al año a un total de 25.
Sin embargo, ¿cómo se ve afectada la salud física y mental de estas personas? Rosana Mauro Gómez, nutricionista especialista en TCA, dijo a La Nación que esto depende del tipo de trastorno que se tenga y del tiempo que se lleve con él.
En esta etapa de la vida hay personas que llevan décadas de combatir esta condición, otras que lo superaron y recayeron años después y otras que tienen su primer contacto con un trastorno de este tipo.
No todas las afectaciones se ven de inmediato, pero regularmente tienen consecuencias.
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Consecuencias para la salud física en adultos

Estas son algunas consecuencias:
- Problemas gastrointestinales: síndrome de intestino irritable, gastritis, colitis, estreñimiento, intolerancias alimentarias.
- Más síntomas de perimenopausia o de menopausia y cambios hormonales.
- El trastorno por atracón (comer mucho más de lo necesario en poco tiempo): aumenta el riesgo de obesidad y con esto de hipertensión, diabetes y problemas cardiovasculares.
- La anorexia (dejar voluntariamente de comer): provoca debilidad, problemas óseos, arritmias y podría conducir a paro cardiaco.
- La bulimia (atracones seguidos de vómitos o purgas): aumenta el riesgo de diabetes, de cambios metabólicos y de paro cardiaco.
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Consecuencias para salud mental en adultos

Mauro destacó que estas personas tienen mayores probabilidades de episodios depresivos, ansiosos y trastornos afectivos mayores. En momentos de vulnerabilidad el riesgo de suicidio es mayor.
Marcela León Madrigal, psicóloga e investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR) en temas de conducta alimentaria, enumeró estas consecuencias para la salud mental:
- Cambios de humor.
- Inseguridad.
- Llanto fácil.
- En algunos casos se da aislamiento.
- Rehúyen las salidas a comer.
