Los programas de vivienda estatal impulsaron la densidad en al menos trece de los 15 distritos más densos del país.
Ese es el caso de Patalillo (San Antonio de Coronado), San Felipe de Alajuelita, San Rafael Abajo, Purral, Pavas, Desamparados, Ipís, Tirrases, Alajuelita, San Josecito de San Rafael, los Hatillos, Cinco Esquinas de Tibás y San Francisco de Heredia.
En esos sitios, el Estado otorgó más de 200 bonos por kilómetro cuadrado en los últimos 22 años, según datos del Banco Nacional Hipotecario de la Vivienda (Banhvi). Mientras, en la Gran Área Metropolitana (GAM) el promedio fue de 25 bonos por km².
En Patalillo, por ejemplo, en 1970 vivían 3.000 personas en 1,89 kilómetros cuadrados. Cuarenta años después, viven 30.000 personas y, en ese lapso, el Estado introdujo 1.000 soluciones de vivienda.
Un caso diferente es el de León XIII, en Tibás, en donde casi no hubo bonos, pero la densidad subió en más de un 1.000%.
Jorge Barquero, demógrafo del Centro Centroamericano de Población (CCP) de la UCR, comentó que el tema de la vivienda social y las invasiones precaristas es clave en la dinámica de algunos distritos.
Sin embargo, advirtió Barquero, existen sitios con alta densidad sin urbanizaciones de interés social. Para armonizar el desarrollo con el crecimiento demográfico, lo más importante es el tipo de crecimiento y la planificación, apuntó.
El problema para muchos cantones, continuó el experto, es que la población creció pero el municipio no captó más ingresos por ello.
Tomás Poblador, alcalde de Alajuelita, sostuvo que San Felipe sufre hacinamiento y demanda muchos servicios públicos, pero genera pocos ingresos.
A su vez, algunos de estos distritos tienen una estadística alta de habitantes por docente. Es decir, un solo maestro debe atender a muchas personas. En Purral hay 338 personas por docente, mientras que el promedio de la GAM es 120.
Barquero apuntó que en el crecimiento de la GAM influyeron las migraciones internacionales de la década de los 90 y las internas de los 80 del campo a la ciudad.
