Viena
Austria decide el domingo si quiere tener un presidente de ultraderecha, cuya elección, inédita en la UE, marcaría un nuevo triunfo del populismo casi medio año después del Brexit y un mes después de la victoria de Donald Trump.
El país se prepara para una reñida segunda vuelta de las presidenciales entre Norbert Hofer, candidato del Partido de la Libertad (FPÖ) y defensor de una política euroescéptica y antiinmigración, y Alexander Van der Bellen, un ecologista liberal que se presenta como independiente.
Las campañas de ambos finalistas se vieron sacudidas por la victoria del Brexit el pasado junio y de Donald Trump en Estados Unidos en noviembre.
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Un triunfo de Hofer "marcaría un giro en Austria y en la UE, dinamizando a los partidos populistas tanto de derecha como de izquierda", consideró Charles Liechefield, del gabinete estratégico Eurasia, antes de un año electoral muy incierto en Francia, Holanda y Alemania.
La victoria del líder del FPÖ "se podría interpretar como un nuevo revés para el gobierno austriaco, la política de acogida de refugiados de Angela Merkel y para Bruselas", agregó.
Aún así, el jefe de Estado austriaco tiene competencias limitadas y no interviene en la gestión diaria, recuerda el analista, subrayando que el verdadero desafío, para el FPÖ, es hacer de estos comicios presidenciales un trampolín para la cancillería, el corazón del poder ejecutivo.
Antes del verano, los debates se centraban en la llegada de más de 100.000 migrantes a Austria desde principios de 2015, pero últimamente han derivado en cuestiones de política exterior.
"Usted juega con fuego" respecto a una eventual salida de Austria de la UE (un "Öxit", por la combinación de "Österreich" y "exit"), denunció Van der Bellen el jueves, en el último cara a cara televisado.
El candidato del FPÖ replicó tratando a su rival de "mentiroso" y recordando que él solo se planteaba un referendo sobre esa cuestión en el caso de que Turquía pasase a formar parte de la UE o si el "centralismo" del bloque aumentaba. Con todo, el FPÖ ha expresado en el pasado posiciones claramente euroescépticas.
Por su parte, Norbert Hofer reprobó que Alexander Van der Bellen, un exprofesor de Economía, hubiera criticado a Donald Trump, acusándole de poner en peligro las relaciones entre Austria y Estados Unidos. En cambio, Hofer se congratuló por la elección del candidato republicano.
Responsable del FPÖ desde hace más de veinte años, Norbert Hofer también dijo que quería estrechar lazos con los dirigentes de Europa del Este, que reivindican su hostilidad frente a los migrantes, así como con Rusia.
A nivel interno, un acceso de Hofer a la presidencia "podría acelerar el proceso" hacia unas legislativas anticipadas, considera el politólogo Thomas Hofer (sin lazos con el candidato). Norbert Hofer aseguró que quería ser un presidente activo, sin excluir, en ciertas circunstancias, revocar el gobierno.
La gran coalición entre socialdemócratas (SPÖ) y conservadores (ÖVP), en el poder desde 2007, parece estar en la cuerda floja a pesar de haber nombrado, en mayo, a un nuevo canciller, el socialdemócrata Christian Kern.
Ambas formaciones resultaron eliminadas, por primera vez, en la primera vuelta de las presidenciales, el 24 de abril, una señal del deseo de los electores de dar un giro al juego político. Norbert Hofer, un consejero próximo al jefe del FPÖ, Heinz-Christian Strache, quedó en cabeza con el 35% de los votos.
En la segunda vuelta del 22 de mayo, perdió por 31.000 votos frente a Van der Bellen, aunque el escrutinio fue anulado por un recurso presentado por el FPÖ, que denunció irregularidades.
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Si se celebraran elecciones legislativas, el FPÖ, creado en 1956 por antiguos nazis, quedaría primero con más del 30% en intención de voto, según sondeos.
"Hace unos años, hubiera sido impensable tener un FPÖ con el 50% de los votos", destaca Thomas Hofer, quien destaca la "inmensa frustración de los electores" de este país próspero de 8,7 millones de habitantes.