Washington. Los senadores estadounidenses alcanzaron el domingo un acuerdo provisional para poner fin al cierre del gobierno federal, que se ha extendido por un récord de 40 días y obligó a paralizar numerosos servicios públicos.
Con esto, se dotaría de fondos al gobierno de aquí a enero.

La votación de 60 a 40 allanó el camino para que el acuerdo de gastos comenzara su trámite en el Congreso, donde aún tendría que ser debatido y aprobado por el Senado, obtener la aprobación de la Cámara de Representantes y ser firmado por el presidente Trump para poner fin al cierre del gobierno. Esto quiere decir que la puesta en marcha no podría darse de inmediato, pero el camino sí está allanado y las cosas podrían volver poco a poco a la normalidad.
Este avance genera entonces esperanzas de un pronto retorno a las labores usuales luego de que cientos de miles de empleados federales han estado suspendidos o trabajando sin paga desde el 1 de octubre.
Según los legisladores, el acuerdo buscar financiar el programa de asistencia alimentaria para 42 millones de estadounidenses (uno de cada ocho), actualmente suspendido. También incluye revertir el despido de miles de empleados federales el mes pasado y someter a votación la extensión de la ayuda para la atención médica, que vence a fin de año.

La propuesta “protegerá a los funcionarios federales contra los despidos injustificados, reincorporará a aquellos que fueron despedidos erróneamente durante el ‘shutdown’, y garantizará que los funcionarios federales reciban su salario retroactivo”, afirmó el senador demócrata Tim Kaine en un comunicado.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, lamentó sin embargo que la extensión de las ayudas de salud sea objeto de una votación y no de una adopción directa.
“Esta lucha va y debe continuar”, declaró en la Cámara Alta.

Afectaciones con el cierre de gobierno
Debido al impacto del cierre del gobierno en el control del tráfico aéreo, más de 2.700 vuelos en Estados Unidos fueron cancelados y 10.000 sufrieron retrasos el domingo, según el sitio web FlightAware.
Entre los aeropuertos afectados se encontraban Newark y LaGuardia en Nueva York, el O’Hare en Chicago y el Hartsfield-Jackson en Atlanta.
Desde el viernes, la Administración Federal de Aviación (FAA), el regulador del transporte aéreo estadounidense, ha estado solicitando a las aerolíneas que reduzcan gradualmente sus vuelos para aliviar la presión sobre los controladores de tráfico aéreo, que trabajan sin paga.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió el domingo que un cierre prolongado del gobierno empeoraría la situación, con la proximidad del Día de Acción de Gracias a finales de mes.
Ese fin de semana también da inicio a la temporada de compras navideñas, de la que dependen muchos minoristas.
El regreso a la normalidad del tráfico aéreo podría tardar días después de que finalice el cierre, ya que la financiación federal, que incluye los salarios, necesita tiempo para reactivarse.
El presidente Donald Trump mencionó el estancamiento presupuestario, causado por desacuerdos entre republicanos y demócratas en el Congreso, como una de las razones de la serie de derrotas electorales sufridas por su partido el 4 de noviembre.
El bloqueo presupuestario también afecta al programa federal de asistencia alimentaria, que apoya mensualmente a 42 millones de estadounidenses (uno de cada ocho).
La falta de pago debido al cierre del gobierno es objeto de un proceso judicial, pero mientras tanto, miles de beneficiarios se encuentran sumidos en la incertidumbre.
