Humberto Ortega Saavedra falleció a los 77 años distanciado de su hermano, el dictador Daniel Ortega, y muy lejos de los amplios poderes que alguna vez ostentó en Nicaragua.
Ortega Saavedra fue hombre de muchas facetas en su vida: guerrillero, empresario y militar, pero al final de sus días emergió como una figura crítica del régimen.
Nacido en una familia involucrada en las luchas políticas, Ortega se unió muy joven al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) para combatir a la dictadura de la dinastía Somoza, que permaneció 42 años en el poder.
Luego de la victoria de la revolución, en 1979, él y su hermano formaron parte de la Dirección Nacional del FSLN, la cual estuvo integrada por nueve comandantes que tomaban decisiones como una especie de junta de gobierno.
Posteriormente, Humberto Ortega se convirtió en fundador y jefe del Ejército Sandinista. En ese cargo, impulsó el servicio militar obligatorio, el cual le permitió reclutar muchachos para enfrentar a las guerrillas antisandinistas.
De acuerdo con el diario La Prensa, de Nicaragua, a Ortega “se le responsabiliza de la muerte de miles de jóvenes por el reclutamiento forzoso a una guerra que les era ajena y también de masacres”.
Entre otros hechos, según el diario, se le señala por un incidente conocido como la Navidad Roja en el que cientos de indígenas miskitos fueron ejecutados como parte de un desalojo forzoso realizado entre 1981 y 1982 en la costa Caribe.
A pesar de la llegada de Violeta Barrios al poder, en 1990, el exguerrillero se mantuvo al frente de las fuerzas armadas, ahora bautizadas como Ejército de Nicaragua, hasta 1995.
Él estuvo casado con la costarricense Ligia Marta Trejos Leiva, actualmente, de 75 años. El matrimonio se concretó en Heredia, el 8 de junio de 1979, un mes antes de que triunfara la revolución sandinista.
En el Registro Nacional se reporta el divorcio el 19 de abril de 2018. La pareja tiene cinco hijos, Amanda (51 años), Mariana (45), Óscar Humberto (44), Elizabeth y Carlos Enrique.
Las diferencias con su hermano alcanzaron el punto máximo este año. En mayo pasado, el general retirado se expresó abiertamente contra la dictadura, alertando sobre la falta de sucesores y cuestionando la continuidad del poder en el país.
En una entrevista con Infobae manifestó que el “modelo que más le conviene a Nicaragua es el de República” y además, expresó que cuando muera su hermano nadie podrá reemplazarlo, ni siquiera su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
Esta postura lo convirtió en objeto de un régimen de detención domiciliaria, pues la policía vigilaba su hogar y le confiscó sus celulares y computadoras.
Además, las autoridades lo instaron a presentarse a un citatorio en la sede de la Policía Nacional. Aunque no fue detenido ni colocado bajo arresto formal, los agentes le advirtieron que debía informar sobre cualquier movimiento.
El 28 de mayo de 2024, Daniel Ortega lo acusó, sin mencionarlo directamente, de “traición a la patria” por haber condecorado a un militar estadounidense en 1992, evidenciando la creciente tensión entre ambos.
Su fallecimiento marca el fin de una era en la historia de Nicaragua, donde los hermanos Ortega, alguna vez aliados en la revolución, se convirtieron en figuras antagónicas en el ámbito político.