Moscú. A pesar de la ofensiva en Ucrania y los esfuerzos de las potencias occidentales por aislarla, Rusia cuenta con el apoyo de varios países africanos, sudamericanos y asiáticos, incluyendo al gigante chino.
De pie, con la mirada fija pero visiblemente satisfecho, Vladimir Putin apareció este viernes rodeado de una quincena de jefes de Estado africanos en San Petersburgo, durante la segunda cumbre Rusia-África.
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Moscú asegura que espera trabajar “mano a mano” con el continente que cuenta con más de 1.000 millones de habitantes.
“La atención de Rusia hacia África no deja de crecer”, señaló Putin, afirmando querer “construir una asociación estratégica” con el continente, con el que la Unión Soviética ya estableció relaciones sólidas.
En su discurso de cierre, Putin destacó “el compromiso de todos nuestros países en formar un orden mundial multipolar más justo, equilibrado y sostenible”.
La víspera, el presidente ruso recurrió a la “diplomacia del grano” al prometer entregar cereales gratuitamente a seis países africanos, en un contexto de preocupación tras la salida de Moscú de un acuerdo que permitía la exportación de granos ucranianos por el mar Negro.

Pero la operación de seducción del mandatario respecto a África empezó mucho antes del conflicto en Ucrania.
Desde hace años, Rusia ejerce ofensivas diplomáticas y económicas en el continente, ofreciendo servicios de seguridad, a través del grupo paramilitar Wagner, a los países amenazados por la yihad.
Sin embargo, en los últimos meses, el Kremlin tuvo que buscar alternativas a sus socios históricos europeos.
Así, el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, efectuó dos giras africanas en lo que va de año, presentando a su país como un escudo contra el “imperialismo” y el “neocolonialismo” occidental.
Oposición a Occidente
Moscú también cuenta con el apoyo de varios dirigentes sudamericanos y asiáticos, algunos de ellos criticados por su autoritarismo. Tal es el caso de aliados históricos de Rusia como Venezuela y Cuba, quienes se negaron a condenar la ofensiva rusa en Ucrania durante la primera cumbre entre América Latina y la Unión Europea, celebrada en Bruselas en julio.
En la declaración conjunta, los mandatarios expresaron su “profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania”, pero evitaron mencionar directamente a Moscú. Sin embargo, esa formulación no fue secundada por todos, ya que Nicaragua rechazó asociarse a la declaración.
Por su parte, el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva se negó a proporcionar armas a Ucrania o imponer sanciones contra Rusia, instando a europeos y estadounidenses a dejar de “alentar la guerra”.
En este contexto, Fiodor Lukianov, un politólogo cercano a los círculos del poder ruso, afirmó a esta agencia que el aislamiento ruso es una construcción inventada en Occidente. Según él, Rusia es percibida como un país que puede tener razón o estar equivocado, pero que se opone a Occidente. En el nuevo entorno internacional, este posicionamiento resulta mucho más eficaz y atractivo de lo que uno pudiera imaginar, apuntó Lukianov.
Silencio revelador
Algunos países optan por mantenerse en silencio, una actitud que revela su postura.
El pasado 24 de febrero, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) votó mayoritariamente a favor de un llamado para que las tropas rusas se retiren de Ucrania. Los aliados habituales de Moscú, como Bielorrusia, Corea del Norte y Siria, votaron en contra, mientras que una treintena de Estados se abstuvieron, entre ellos, potencias importantes como India, un destacado comprador del petróleo ruso, y China, socio ineludible de Moscú.

En marzo, el presidente chino, Xi Jinping, fue recibido en Moscú en una visita destinada a conducir a las relaciones entre Rusia y China hacia una “nueva era”. Desde entonces, los ejércitos chino y ruso realizaron varios ejercicios militares conjuntos.
Por su parte, Vladimir Putin tiene previsto visitar China en octubre, lo que marcaría su primer viaje a un país del G20 desde el inicio del conflicto en Ucrania.
Desde el inicio de la ofensiva, el presidente ruso visitó países como Irán o algunos de Asia Central, pero sus desplazamientos se vieron limitados por la orden de arresto emitida en su contra por la Corte Penal Internacional, lo que le obligó a renunciar a asistir a la cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Johannesburgo a finales de agosto.