Pretoria. El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa inició este sábado su mandato prometiendo a su país “días mejores” y ahora se espera presente rápidamente el gobierno al que encargará relanzar la economía y erradicar la corrupción.
Bajo un cielo azul, unos 36.000 espectadores, lo más granado de la clase política local y cuarenta jefes de Estado y de gobierno extranjeros asistieron a su juramento en el estadio de rugby de la capital Pretoria.
Ramaphosa, de 66 años, fue reelegido el miércoles por los diputados tras la victoria de su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), en las elecciones legislativas del 8 de mayo.
Desde su llegada al poder hace un año, Ramaphosa reitera que pasará la página del calamitoso gobierno de Jacob Zuma (2009-2018), afectado por una serie de escándalos político-financieros que dañaron al Estado y al partido.
En el poder desde la caída del apartheid en 1994, el ANC de Nelson Mandela logró renovar su mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, pero cosechó su más bajo porcentaje de votos en una elección nacional (57,5%), lo que demuestra la baja de su popularidad en el país.
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Aunque se lograron algunos avances desde hace un cuarto de siglo, Sudáfrica sigue siendo uno de los países más desiguales del planeta, afectado por un desempleo masivo de más del 27% de la población activa, una fuerte tasa de pobreza y una corrupción galopante.
"Una nueva era se inicia para nuestro país. Días mejores se anuncian para Sudáfrica", proclamó Cyril Ramaphosa, y dijo que "es tiempo para que construyamos el futuro al que aspiramos".
"Proclamamos que cuando festejemos el 50°. aniversario de nuestra liberación, las necesidades esenciales de todos en esta tierra estarán satisfechas", señaló. "Los desafíos que enfrentamos son reales y no son insuperables", agregó.
Pasado el estruendo de los aviones militares y las notas de la fanfarria, todas las miradas se dirigen ahora hacia la presidencia, desde donde Ramaphosa anunciará, tal vez este mismo fin de semana, la composición de su gobierno.
"Verán el cambio", había indicado el miércoles.
Inculpado de corrupción, el ex presidente Jacob Zuma no asistió a la ceremonia.
“No tengo el tiempo, combato para evitar la cárcel”, dijo Zuma el viernes a sus partidarios a la salida del tribunal de Pietermaritzburgo.
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Las últimas estadísticas económicas presionan a Ramaphosa para actuar rápido. El desempleo aumentó en el primer trimestre del 27,1 al 27,6%, y el Banco central acaba de reducir de 1,3 a 1% sus previsiones de crecimiento para el año en curso,
El país sigue estando bajo la amenaza de las agencias financieras, que no recomiendan hacer inversiones en el mismo.
"Ahora hay que pasar del discurso a los hechos. Punto final", dijo, después del discurso, el analista político Daniel Silke.
La oposición no hará tampoco favores al presidente. “Es necesario que el gobierno sea más compacto y esté limpio de todos los criminales”, afirmó el sábado Mmusi Maimane, dirigente del principal partido de oposición, la Alianza Democrática (DA).