Brasilia. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, llamó este martes en Brasilia a sus pares suramericanos a superar las diferencias “ideológicas” y a trabajar en la integración regional, pero las disensiones sobre Venezuela volvieron a dividir.
Desde que regresó al poder en enero, Lula intenta devolver el protagonismo a Brasil en la escena internacional y en esta primera cumbre suramericana en casi una década pretende lanzar una nueva versión de la paralizada Unasur.
“Dejamos que las ideologías nos dividieran e interrumpieran esfuerzos de integración, abandonamos canales de diálogo y mecanismos de cooperación, y con eso todos perdimos”, afirmó Lula en su discurso de apertura antes de la cita a puerta cerrada en Itamaraty, sede de la cancillería.
“Los elementos que nos unen están por encima de las diferencias ideológicas”, añadió.
Sin embargo, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, dejó claro que estas divisiones siguen pesando.
El mandatario de centroderecha criticó que su par brasileño defendiera en la víspera a Nicolás Maduro al asegurar que las denuncias de autoritarismo en Venezuela es una “narrativa”.
“Quedé sorprendido cuando se habló de que lo que sucede en Venezuela es una narrativa”, dijo Lacalle durante su discurso ante Lula y el resto de mandatarios.
“Si hay tantos grupos en el mundo que están tratando de mediar para que la democracia sea plena en Venezuela, para que se respeten los derechos humanos, que no haya presos políticos, lo peor que podemos hacer es tapar el sol con un dedo”, agregó.
En la misma línea, el presidente de Chile, Gabriel Boric, dijo que la situación venezolana “no es una construcción narrativa” sino una “una realidad, seria”. “Los derechos humanos deben ser respetados siempre y en todo lugar independientemente del color político del gobernante de turno”, dijo.
El mandatario chileno apoyó a la vez el reiterado pedido de Caracas de llamar a Estados Unidos y la Unión Europea a desmontar las sanciones que pesan sobre Maduro y su gobierno.
Lula, que retomó los lazos diplomáticos con el gobierno venezolano rotos por su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro, recibió el lunes con honores a Maduro en Brasilia.
“Compañero Maduro, usted sabe la narrativa que se construyó contra Venezuela: la de la antidemocracia, del autoritarismo”, afirmó el líder izquierdista cuestionando las “inexplicables” sanciones internacionales.
“Es el inicio del regreso de Maduro” al plano regional, añadió Lula, definiendo el momento como “histórico”.
El recibimiento de Lula a Maduro irritó también a la oposición bolsonarista.
El senador Flavio Bolsonaro, hijo del expresidente, tachó de “vergüenza mundial” el recibimiento del “narcodictador” Maduro y dijo que “Lula demuestra que no le importa la dictadura que siembra miedo, hambre y muerte”.
Falta de proyectos comunes
Once dirigentes regionales participan en el encuentro, definido por Lula como un “retiro” para hablar de forma distendida y con franqueza.
Además de Lula, Maduro, Boric y Lacalle, a la cita asisten los mandatarios de Argentina, Alberto Fernández; de Colombia, Gustavo Petro; de Paraguay, Mario Abdo Benítez, el de Ecuador, Guillermo Lasso; el de Bolivia, Luis Arce; y el de Surinám, Chan Santokhi.
Perú está representado por el jefe de gabinete, Alberto Otárola.
Sin agenda preestablecida, los dirigentes tienen previsto dialogar sobre un nuevo mecanismo regional de integración y sobre cooperación en asuntos como energía y combate al crimen transnacional.
Suramérica “en discursos está unida, pero no en proyectos concretos”, dijo Petro a periodistas al llegar a Itamaraty.
Integración “diferente”
Un encuentro entre los líderes suramericanos no ocurría desde 2014, durante una cumbre del Unasur en Quito.
Creada en 2008 por Lula (2003-2010) y el venezolano Hugo Chávez para contrarrestar la influencia norteamericana en la región, la Unión de Naciones Sudamericanas fue criticada durante años por algunos por tener un sesgo izquierdista.
Y luego de triunfos conservadores en las urnas, inestabilidades políticas internas y las desavenencias entre países por la crisis venezolana, el bloque quedó prácticamente paralizado, sin presupuesto y sin sede.
Actualmente solo siguen en Unasur Bolivia, Guyana, Surinam, Venezuela y Perú -que nunca lo abandonaron-, además de Brasil y Argentina, que regresaron este año.
Un nuevo mecanismo de integración “puede funcionar de manera diferente”, dijo Lula.
La reunión estará seguida de una cena en la Alvorada, residencia oficial del mandatario.