Nueva York. Michael Cohen, quien fuera la mano derecha de Donald Trump, subió este martes al estrado del juicio civil por fraude contra el expresidente estadounidense y le atribuyó de inflar “arbitrariamente” su patrimonio.
Cohen fue el abogado personal de Trump y se jactaba de ser su “pitbull”. Este martes testificó en Nueva York contra el expresidente estadounidense en un proceso civil que amenaza su imperio inmobiliario.
Los dos hombres, que ahora se odian tenazmente, se encontraron en la abarrotada sala del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York: Cohen en el lugar de los testigos; Trump procesado en este caso civil y sentado entre sus abogados.
La fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, acusa a Donald Trump, de 77 años, a dos de sus hijos, Eric y Donald Jr, y a dos ejecutivos de la Organización Trump, de sobrevaluar en varios cientos de millones de dólares sus campos de golf, residencias y rascacielos de Nueva York en la década de 2010 para obtener préstamos más ventajosos de los bancos.
Con el pelo canoso, camisa blanca y chaqueta oscura de pequeños cuadros, Cohen, que respondió a las preguntas del representante de la fiscalía sin mirar a Donald Trump, arremetió rápidamente contra su exjefe.

“Mentiroso”
“El señor Trump me encargó aumentar el valor del patrimonio, basándose en una cifra que él estableció arbitrariamente”, dijo Cohen, de 57 años.
Añadió que junto a Allen Weisselberg hizo maniobras contables para que los activos tuvieran el valor que le pedían.
“Es un mentiroso. Está tratando de conseguir un mejor trato para sí mismo, pero no va a funcionar”, atacó Donald Trump a su llegada al tribunal de Manhattan, un poco más temprano, aludiendo a la condena de Cohen por mentir ante el Congreso estadounidense como parte de la investigación sobre injerencia rusa durante las elecciones presidenciales del 2016.
Cohen, que lleva mucho tiempo en el círculo íntimo del expresidente de Estados Unidos, fue condenado a tres años de prisión a finales del 2018, también por su papel en los pagos para proteger la reputación de Donald Trump.
Se trata de un testigo con una reputación sulfurosa en la que la defensa pretende apoyarse para atacar su credibilidad. Cohen reafirmó ante el tribunal que actuó en estos casos a petición y en interés de Donald Trump.
El abogado también está detrás de la actual demanda civil. Durante una dura comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos en febrero del 2019, afirmó que Trump “infló su patrimonio cuando le convenía a sus intereses”.
La fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, abrió una investigación y, después de tres años, presentó una demanda en la que reclamaba, entre otras cosas, una multa de $250 millones.
Aunque no sea condenado a prisión, el juicio civil en Nueva York amenaza con desmantelar el imperio inmobiliario del exmandatario.
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Credibilidad
El exabogado, que se describe como arrepentido, será también uno de los principales testigos de cargo en uno de los cuatro futuros juicios penales de Donald Trump, en Nueva York en marzo del 2024, sobre pagos para encubrir asuntos embarazosos durante las elecciones presidenciales del 2016.
Él mismo pagó $130.000 a la actriz porno Stormy Daniels para que guardara silencio sobre una supuesta relación con Donald Trump.
Cohen fue condenado por este caso e insiste en que actuó por orden de su antiguo jefe.
Incluso antes de la apertura del juicio civil, el juez Arthur Engoron dictaminó que se demostró la existencia de fraude reiterado y que los activos de Donald Trump fueron sobrevaluados entre $812 millones y $2.200 millones anuales entre 2014 y 2021.
En consecuencia, ordenó la confiscación y liquidación de empresas que podrían llevar al desmantelamiento del imperio inmobiliario de Trump, pero su aplicación fue suspendida en apelación.
El expresidente asistió a varias vistas en el tribunal de Manhattan donde no paró de atacar con virulencia a la fiscal James, demócrata afroestadounidense, a la que calificó de “racista” y “corrupta”, o al juez Engoron, al que tildó de “matón”.
El viernes, el magistrado le impuso una multa de $5.000 por una publicación insultante sobre su secretaria, amenazando con meter al expresidente en la cárcel si volvía a hacerlo.