
Budapest, Hungría. Con banderas arcoíris ondeando en alto, decenas de miles de personas comenzaron a manifestarse este sábado en la Marcha del Orgullo en Budapest, prohibida por el gobierno húngaro y convertida en un desafío directo al primer ministro ultraconservador Viktor Orban.
Más de 35.000 personas estaban convocadas a participar en la actividad, que este año celebra su trigésima edición cerca del Ayuntamiento de Budapest. En las inmediaciones del lugar, una pancarta rezaba: “La libertad y el amor no se pueden prohibir”.
Akos Horvath, un estudiante de 18 años que viajó desde una ciudad del sur del país, aseguró que asistir a la marcha tiene “una importancia simbólica”.
—No se trata únicamente de representar a la gente gay, sino de defender los derechos del pueblo húngaro —declaró.
El primer ministro Orban busca evitar imágenes de represión violenta y, por ello, descartó el viernes cualquier intervención de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, al mismo tiempo advirtió a gays, lesbianas y personas trans sobre posibles consecuencias legales.
Toda Europa tiene puesta la mirada sobre este país de 9,6 millones de habitantes. Bruselas ha condenado la prohibición, calificándola como una regresión inédita en los derechos de la comunidad LGTB+ dentro de la Unión Europea.
La comisaria europea de Igualdad, Hadja Lahbib, viajó a Budapest el viernes porque, según dijo, es su “deber” apoyar a las personas LGTB+.
Lahbib apareció en público junto a los organizadores y el alcalde de la ciudad, Gergely Karácsony, del partido ecologista, quien mantuvo la marcha con el argumento de que un evento municipal no requiere autorización del gobierno central.
Viktoria Radvanyi, presidenta de la Marcha de Budapest, expresó su preocupación de que la prohibición genere un efecto dominó en países como Eslovaquia, Rumanía o Bulgaria, donde los derechos de la población LGTB+ aún son frágiles.
—Este año, la Budapest Pride no es solo una fiesta, es una toma de posición internacional fuerte —afirmó.
Treinta y tres países manifestaron su respaldo a la Marcha, aunque el ministro de Justicia húngaro advirtió a los diplomáticos acreditados en la capital que, si participan en un evento prohibido, deberán asumir las consecuencias.
Al menos 70 eurodiputados han anunciado su presencia.
Multas intimidatorias
Las autoridades instalaron cámaras con reconocimiento facial a lo largo del recorrido. Además, el gobierno advirtió que las multas pueden alcanzar los 500 euros (unos $585), y que organizar o promover una marcha prohibida podría acarrear hasta un año de prisión.
Por su parte, varios grupos de ultraderecha anunciaron contramanifestaciones en el mismo recorrido del Orgullo. En el lugar colocaron una cruz de madera adornada con mensajes de protesta. Estas protestas sí fueron autorizadas por el gobierno.
Según el analista político Daniel Mikecz, el gobierno intenta “intimidar a la gente” y pasa por alto que la prohibición de la marcha viola tratados europeos que Hungría firmó al integrarse a la UE en 2004.
El gobierno sostiene que los menores no deben estar expuestos a la homosexualidad, la identidad trans o lo que califica como “depravación”.
En marzo pasado, el Ejecutivo húngaro aprobó una ley que prohíbe manifestaciones como la del Orgullo, y además reformó la Constitución para restringir los derechos de las personas LGTB+, en nombre de la protección de la niñez.
—Viktor Orban está utilizando una receta probada antes de las elecciones legislativas del próximo año —señaló Mikecz—, inspirada en parte por el expresidente estadounidense Donald Trump.
Una encuesta de la firma Ipsos, realizada este mes en 26 países, reveló que solo el 30% de los húngaros apoya que las personas LGTB+ puedan expresar libremente su orientación sexual o identidad de género en cualquier circunstancia.
Antes de que Orban regresara al poder en 2010, Hungría era considerado uno de los países más progresistas de Europa del Este.
La homosexualidad había sido despenalizada desde inicios de la década de 1960, y la unión civil entre personas del mismo sexo fue reconocida en 1996.
Sin embargo, Orban ha revertido esa tendencia de forma gradual.
Las marchas del Orgullo suelen celebrarse en junio, en conmemoración de los disturbios de Stonewall, ocurridos en Nueva York el 28 de junio de 1969 tras una redada policial en un bar gay.
