Uno de los descubrimientos más destacados en Europa durante este 2023 fue el hallazgo del “Stonehenge español”, un monumento ubicado en España que guarda similitud con su homólogo británico. Este conjunto de más de 140 piedras estuvo sumergido bajo las aguas durante décadas y resurgió a la superficie debido a una intensa sequía.
En la actualidad, el continente europeo enfrenta una de las crisis climáticas más significativas de su historia, donde la escasez de lluvias a lo largo de gran parte de los últimos 365 días generó gran inquietud entre la población local. No obstante, este fenómeno reveló uno de los monumentos religiosos presumiblemente más antiguos de la península ibérica.
A orillas del río Tajo se levantan una serie de piedras en posición vertical, similares al mencionado monumento británico, en medio de un campo remoto. En total, se cuentan 144 monolitos cuya presencia aún no se comprende del todo. Estas estructuras, con dos metros de altura y adornadas con tallados de serpientes, constituyen un enigma.
El hundimiento de este sitio arqueológico ocurrió en 1963 cuando se construyó una represa que inundó la zona. Durante más de cinco décadas, permaneció oculto en las profundidades, pero debido a la extracción excesiva de agua, todas las piedras quedaron expuestas. Su antigüedad se remonta entre 3000 y 5000 años a.C., convirtiéndose en una atracción tanto para los habitantes locales como para los arqueólogos, quienes trabajan incansablemente para rescatar la mayor cantidad de muestras antes de que el agua recupere su nivel habitual.
Este lugar es conocido como el “Templo del Sol” y se encuentra en la Peraleda de la Mata, en Cáceres, España. Según Ángel Castaño, presidente de la Asociación Cultural Raíces de Peraleda, “crecimos escuchando sobre la leyenda del tesoro escondido debajo del lago y ahora finalmente podemos verlos”.
En 1925, Hugo Obermaier, capellán de la casa de Alba, descubrió un grupo de piedras semi-enterradas en las cercanías. Durante años, excavó la zona y trasladó las muestras monolíticas encontradas a Berlín. Desde entonces, el Dolemn (conjunto megalítico funerario de entre cuatro y cinco mil años de antigüedad) cayó en el olvido... hasta la creación del embalse.
Castaño subrayó que el objetivo primordial es preservar el resto de las rocas que se alzan en posición vertical, ya que su deterioro podría ser inminente, y estas contienen parte de la historia de la región. “Si perdemos esta oportunidad, podrían pasar años antes de que se revelen nuevamente (...) Y las piedras, que son granito y por tanto porosas, ya están mostrando signos de erosión y agrietamiento, por lo que si no actuamos ahora podría ser demasiado tarde”, expresó.
Además, explicó: “Al igual que Stonehenge, formaron un templo del sol y un cementerio. Parecían tener un propósito religioso pero también económico, ya que se encontraban en uno de los pocos puntos del río donde era posible cruzar, por lo que era una especie de centro comercial”.
Por su parte, Primitiva Bueno, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares, comentó a National Geographic: “Este es uno de los mejores ejemplares de entre los más tempranos. Eso explica por qué algunos expertos no dudan en afirmar que podría ser el dolmen más importante de España”, de ahí su deseo de conservarlo tal cual para las futuras generaciones.
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