
Gujranwala, Pakistán. Cientos de muchachas de la pequeña y empobrecida comunidad cristiana de Pakistán han sido vendidas por sus padres para que se casen con chinos en los últimos meses, según activistas y las autoridades.
Intermediarios ofrecen a personas muy pobres miles de dólares para permitir que sus hijas se casen con chinos e incluso merodean por las afueras de las iglesias en busca de potenciales novias. Cuentan con la ayuda de sacerdotes y pastores cristianos a quienes les pagan para que prediquen ante sus fieles los beneficios económicos que pueden obtener si casan a sus hijas con chinos.
Una vez en China, las muchachas –la mayoría de las cuales son obligadas a casarse en contra de su voluntad– se encuentran aisladas en regiones rurales, vulnerables a abusos, sin poder comunicarse y dependientes de una aplicación de traducciones para pedir hasta un vaso de agua. A los maridos se los presenta como chinos ricos que se convirtieron al cristianismo, pero resultan no ser ni ricos ni cristianos, según relatos de las novias, sus padres, un activista, curas y funcionarios.
“Esto es tráfico humano”, afirmó Ijaz Alam Agustine, ministro de Derechos Humanos y de Minorías de la provincia pakistaní de Punjab. “La codicia es la responsable de estos matrimonios. He conocido a algunas de estas muchachas y son muy pobres”.
La AP entrevistó a una docena de pakistaníes cristianas que se escaparon antes de casarse. Todas decían que los matrimonios habían sido arreglados por intermediarios con la colaboración de sacerdotes
“Es un fraude, algo ilegal. Hacen promesas que son todas falsas”, dijo Muqadas Ashraf, quien tenía 16 años cuando sus padres la mandaron a China para que se casara el año pasado. Menos de cinco meses después, regresó a Pakistán, embarazada, y pidió un divorcio.
Oferta y demanda
En China hay una gran demanda de novias extranjeras, legado de la política de un hijo por matrimonio que generó un desequilibrio e hizo que hoy haya más hombres que mujeres.
Las novias inicialmente procedían de Vietnam, Laos y Corea del Norte. Pero, ahora, los hombres buscan más lejos todavía, de acuerdo con Mimi Vu, de Pacific Links, que ofrece ayuda a mujeres vietnamitas que fueron vendidas.
“Es una cuestión de oferta y demanda”, señaló.
Pakistán se incorporó a este circuito a fines del año pasado, aparentemente.
Saleem Iqbal, activista cristiano, dijo que empezó a notar un aumento importante en la cantidad de matrimonios con chinos en octubre. Desde entonces, entre 750 y 1.000 muchachas han sido casadas con chinos, según su cuenta.
La pequeña comunidad cristiana de Pakistán es particularmente vulnerable. Es una de las más pobres del país y tiene poco peso político o social. Son apenas 2,5 millones entre una población total de 200 millones de personas que tiene Pakistán.
Es común que en este país los padres decidan con quién se casa su hija, sin importar su religión. Es una sociedad profundamente patriarcal en la que la mujeres son vistas como una carga porque la familia de la novia debe pagar una dote y cubrir el costo de la boda.
Los chinos, en cambio, les ofrecen dinero a los padres y pagan todos los gastos de la boda.
Algunos de los novios son parte de las decenas de miles de chinos que trabajan en Pakistán en proyectos de infraestructura como parte de la Iniciativa del Cinturón Económico y la Ruta de la Seda de Pekín. Otros están en China y se contactan con intermediarios, presentándose como cristianos conversos. Pero los sacerdotes y pastores que participan en este negocio no piden pruebas de nada.
Los chinos pagan un promedio entre $3.500 y $5.000 en total a repartirse entre padres, curas e intermediarios, de acuerdo con Iqbal.
La madre de Muqadas, Nasreen, afirmó que les ofrecieron unos $5.000, incluido el costo de la boda. “Pero todavía no vi nada”, indicó.
La verdadera realidad
“Pensé que le dábamos la oportunidad de una vida mejor, y también de una vida mejor para nosotros”, expresó Nasreen. Cuando su hija le dijo que era muy infeliz en China, Nasreen se puso en contacto con el marido y le exigió que la mandase de vuelta a Pakistán.
Decenas de religiosos pakistaníes cobran para conseguirles mujeres a los intermediarios, según Agustine, el ministro provincial de Minorías, quien es cristiano. Muchos son de pequeñas iglesias evangélicas que han proliferado en Pakistán.
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En Gujranwala, ciudad al norte de Lahore, más de 100 mujeres se han casado con chinos en los últimos meses, dijo Iqbal.
La ciudad cuenta con varios barrios mayormente cristianos, localidades muy pobres con aguas negras que circulan por la calle.
El pastor Munch Morris, quein sirve en una iglesia evangélica local, se opone a estos matrimonios. Pero dice que sabe de un grupo de pastores de su barrio que trabajan con un intermediario chino. Incluido uno de su propia iglesia, que les dice a los fieles: “Dios se siente feliz por estos chicos chinos convertidos al cristianismo, que ayudan a las muchachas cristianas pobres”.

Rizwan Rashid, feligrés de la iglesia católica de San Juan, contó que dos semanas atrás un auto se paró junto a él en la puerta de la iglesia. Dos hombres pakistaníes y una mujer china le preguntaron si sabía de alguna muchacha que quisiera casarse con un chino.
“Me dijeron que llevaría una gran vida”, relató.
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Estaban dispuestos a pagarle por su ayuda, pero dijo que se negó porque el cura de la parroquia a menudo habla en contra de esos matrimonios.
La organización Human Rights Watch denunció en abril que “hay cada vez más pruebas de que las mujeres y niñas pakistaníes corren peligro de ser esclavas sexuales en China”.
El lunes, las autoridades de Pakistán detuvieron a ocho chinos y cuatro pakistaníes en Punjab en conexión con el tráfico de mujeres, según informó Geo TV. Indicó que los arrestos se produjeron como parte de una investigación en la que los detectives asistieron incluso a un matrimonio arreglado.
La Embajada china afirmó el mes pasado que el Gobierno de Pekín colabora con Pakistán en las investigaciones de esta actividad.