
Beirut, Líbano. - Al menos 100 personas murieron en Siria en dos días de violencia confesional, en su mayoría combatientes drusos, según informó este jueves el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) en un nuevo informe.
Según la ONG, 30 miembros de las fuerzas de seguridad del gobierno islamista y combatientes afiliados murieron, así como 21 combatientes drusos y 10 civiles durante enfrentamientos en los suburbios de Jaramana y Sahnaya, cerca de Damasco, el martes y el miércoles. En la provincia de Sueida, bastión de la comunidad drusa cerca de Israel, otros 40 combatientes drusos murieron el miércoles, 35 de ellos en una emboscada, según el OSDH.

El líder espiritual de la minoría drusa de Siria denunció este jueves una “campaña genocida” contra su comunidad y arremetió contra el poder del presidente Ahmed al Sharaa.
En un comunicado, el jeque Hikmat al Hajri denunció una “campaña genocida injustificada” contra “civiles”, y reclamó “una intervención inmediata de fuerzas internacionales”.
“Ya no confiamos más en una entidad que pretende ser un gobierno (...) Un gobierno no mata a su pueblo echando mano de sus propias milicias extremistas, para decir después de las masacres que la culpa es de elementos incontrolados”, declaró el líder religioso.
“Un gobierno protege a su pueblo”, enfatizó.
‘Más divisiones’
El jefe de la diplomacia siria, Asaad al Shaibani, respondió por su parte que “cualquier llamado a una intervención extranjera, bajo cualquier pretexto o eslogan, llevará a un deterioro de la situación y a más divisiones”, según un mensaje publicado en la red X.
Los combates en Jaramana y Sahnaya, cerca de Damasco, donde viven cristianos y drusos, así como en la provincia meridional de Sueida, reavivaron la pesadilla de las masacres que a inicios de marzo dejaron un balance de 1.700 muertos en el oeste del país, en su gran mayoría miembros de la minoría alauita.
La violencia en aquella zona del país, montañosa y costera, se vio precipitada por ataques de hombres afines al clan Al Asad contra las fuerzas de seguridad.
Los drusos son una comunidad religiosa esotérica derivada del islam chiita, y está repartida entre Líbano, Siria e Israel.
Los alauitas son otra rama minoritaria del islam, a la que pertenece el expresidente Al Asad, en un país, Siria, donde los musulmanes sunitas son mayoría.
Los combates de esta semana comenzaron el lunes con un ataque de grupos armados afines al poder en Jaramana, tras difundirse en redes sociales un mensaje de audio atribuido a un druso, y considerado blasfemo para con el profeta Mahoma. AFP no pudo verificar la autenticidad del mensaje en cuestión.
Con el argumento de querer defender a los drusos, Israel, país vecino de Siria con la que sigue técnicamente en guerra, amenazó con golpear al nuevo poder sirio, en caso de que prosiga la violencia contra esta comunidad.
El ministro israelí de Relaciones Exteriores, Gideon Saar, instó el jueves a la comunidad internacional a “cumplir su papel protegiendo las minorías en Siria --especialmente a los drusos-- del régimen y sus bandas terroristas”.
Los drusos son numerosos en los Altos del Golán, que Israel arrebató a Siria en la Guerra de los Seis Días en 1967, y desde entonces mantiene ocupados.
