
Un dron de ataque ruso impactó contra la estructura de seguridad que recubre el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil, provocando daños significativos y un incendio que fue extinguido, según informó el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Aunque los niveles de radiación no han aumentado, el incidente ha generado preocupación internacional sobre la seguridad nuclear.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, calificó el ataque como una muestra de que Rusia “no quiere la paz”. Durante una conferencia de prensa en Múnich, Alemania, Kallas instó a Europa a mantenerse firme y debatir sobre el apoyo a Ucrania, destacando que “los valores europeos no han cambiado, los objetivos de Rusia tampoco”.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó la explosión y aseguró que sus equipos en la planta detectaron la detonación en la madrugada del 14 de febrero. La agencia reiteró que los niveles de radiación en la zona se mantienen estables, pero advirtió sobre el aumento de la actividad militar cerca de instalaciones nucleares, como la planta de Zaporiyia.
De acuerdo con el diario El País, de España, Rafael Grossi, director del OIEA, enfatizó que “no hay lugar para la complacencia” y que la seguridad de las plantas nucleares en Ucrania sigue siendo un punto crítico.
El Kremlin, por su parte, negó cualquier responsabilidad en el ataque. Dmitri Peskov, portavoz del gobierno ruso, sostuvo que “los militares rusos no hacen eso”, sugiriendo que se trataba de “otra provocación” de Ucrania.
Chernóbil, escenario de la peor catástrofe nuclear civil en 1986, estuvo bajo ocupación rusa durante el primer mes de la invasión a gran escala iniciada en 2022. La estructura de seguridad afectada en este ataque, inaugurada en 2016 con un costo de 1.600 millones de euros, fue financiada por un fondo internacional con aportes de 45 países.

