Washington. El expresidente estadounidense Donald Trump puso fin este lunes a su silencio sobre la muerte del opositor ruso Alexéi Navalni con una declaración en la que evitó criticar al Kremlin y, en su lugar, describió lo ocurrido como una señal del colapso de Estados Unidos.
Navalni murió el viernes en circunstancias desconocidas a los 47 años en una prisión del Ártico, en un hecho que conmocionó a la oposición rusa en el exilio, así como a Occidente, donde varios líderes culpan al presidente Vladimir Putin y a las autoridades de Moscú.
LEA MÁS: Opositores de Vladimir Putin tienen tres destinos: muerte, cárcel o exilio
Trump, el favorito en las primarias republicanas para las elecciones presidenciales de noviembre, no había dicho o escrito una palabra sobre la muerte del opositor.
En un mensaje en su red Truth Social, el exmandatario dijo este lunes que "la repentina muerte" de Navalni le ha hecho "cada vez más consciente de lo que está pasando" en Estados Unidos, que calificó de "nación en decadencia".
"Es una progresión lenta y constante, con políticos, fiscales y jueces corruptos y de izquierda radical que nos llevan por el camino de la destrucción", resaltó.
Trump denunció "fronteras abiertas, elecciones amañadas y decisiones judiciales tremendamente injustas" en su país.
La publicación, sin embargo, no menciona al gobierno ruso ni a Putin.
El silencio inicial de Trump sobre la muerte del opositor había suscitado la víspera las críticas de su principal contrincante por la nominación republicana, la exembajadora estadounidense ante la ONU Nikki Haley.
"El hecho de que no quiera reconocer nada con Navalni... o está del lado de Putin y piensa que está bien que Putin matase a uno de sus oponentes políticos, o simplemente no piensa que sea para tanto", dijo Haley en el programa "This Week" de la cadena ABC.
Trump sorprendió recientemente a los aliados occidentales tras afirmar que "animaría" a Rusia a atacar a los miembros de la alianza militar OTAN que no hubieran cumplido con sus obligaciones financieras.
Algunas corrientes de la extrema derecha estadounidense han profesado por años su admiración por Putin, incluido Trump, que tiene un historial de elogios al líder del Kremlin, por ejemplo llamándolo "genio".