
Granada (Colombia)
John Jairo Hoyos "llevaba 14 años acumulando odio" contra las FARC cuando sintió el alivio del perdón. Pero vio frustrarse la paz con esa guerrilla y emprendió una caminata de 450 kilómetros con la esperanza de superar medio siglo de violencia en Colombia.
Si en el plebiscito se aprobaba lo negociado con las FARC, "para nosotros, las víctimas, era como leer la última página de la historia, acabar con esto y seguir con la vida", cuenta a la AFP antes de reiniciar el sábado la marcha que comenzó el 10 de octubre desde su natal Cali hacia Bogot, con un mensaje claro: lograr pronto un nuevo acuerdo de paz.
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Porque para su "desconcierto", "rabia" y "desilusión", sorpresivamente el 2 de octubre los colombianos rechazaron un histórico pacto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), alcanzado por el gobierno de Juan Manuel Santos tras casi cuatro años de diálogos en Cuba.
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Y Hoyos, hijo de uno de los once diputados de la asamblea departamental del Valle del Cauca que las FARC secuestraron en 2002 y asesinaron en 2007, prefirió no "llorar por la derrota" y llamar "a la unidad".
"Se trata de sumar, de encontrar una salida camino a la paz que tanto los del 'Sí' como los del 'No' queremos", añade Hoyos en Granada, en medio de las verdes y neblinosas montañas de Cundinamarca.
A unos 47 km de Bogotá, realiza uno de los últimos tramos antes de la meta final: el Encuentro Nacional de Víctimas la próxima semana en la Plaza de Bolívar. "Siento que la paz dará significado al sacrificio de mi papá", dice.
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Junto a Hoyos, una treintena de personas, casi todos hombres, visten camisetas blancas con el logo "Sí + No" en rojo, azul y amarillo, los colores de la bandera nacional.
"Para la paz, todo. Para la, guerra nada. ¡Acuerdo ya!", repiten cual jugadores de rugby al celebrar cada avance.