Cuando tenía 60 años, en el 2005, el padre Alejandro Solalinde Guerra decidió dejar su parroquia en la ciudad de Juchitán, en el estado de Oaxaca, y se entregó a la defensa de los migrantes centroamericanos que atraviesan México para llegar a Estados Unidos.
Es conocido como el Óscar Arnulfo Romero mexicano, en alusión al arzobispo salvadoreño defensor de los pobres que fue asesinado en 1980.
En el 2007, Solalinde fundó el albergue Hermanos en el Camino, en la ciudad de Ixtepec, donde 400 migrantes durmieron en la primera noche.
Desde entonces, su camino ha estado empedrado: fue encarcelado en dos ocasiones, ha recibido amenazas del cartel de Los Zetas, de policías y de políticos, y hasta intentaron quemarlo vivo, junto con su albergue.
Pese a todas las dificultades, su batalla no ha perdido fuerza y hoy es uno de los líderes sociales más reconocidos de México.
A sus 71 años, Solalinde sabe que jamás volverá a una parroquia y afirma que se debe luchar de frente para cambiar las cosas.
Esta entrevista concedida vía telefónica a La Nación el 30 de noviembre relata la batalla que eligió Solalinde.
"Me di cuenta de que a los migrantes nadie los atendía. Estaban en una situación lamentable", recuerda.
¿Cómo se encuentra actualmente el flujo migratorio de México hacia Estados Unidos?
A pesar de que la frontera norte significa un gran peligro para los migrantes, creo que ya van entendiendo. Todavía hay algunas personas que quieren entrar a Estados Unidos, pero otras ya piensan en quedarse en México.
¿En qué condiciones llegan los migrantes a los albergues?
Al menos de los que están en el albergue de Hermanos en el Camino de Ixtepec, el 80% ha sido víctima de delito.
Muchos de ellos fueron asaltados y violados. Es lamentable ver cómo les quitan su dinero, pero además los golpean y los hieren. Da una indignación enorme y a la vez es preocupante ver cuánta ceguera hay en el mundo. En el albergue se recuperan y reciben atención médica. Solo que no hay justicia, pero les queda que les den su regularización migratoria. Para ello, se les da una visa para que estén en México, pero si ellos deciden ir a la frontera norte, nadie lo puede evitar.
¿Ustedes intentan hacerles entender que no es una buena idea ir a esa zona fronteriza?
Les decimos hasta el cansancio que es peligroso y que este tiempo no es el mejor. Les decimos qué es lo que va a pasar en cada lugar de la frontera. Pero son tan misteriosos, porque si esa información les llegara a otras personas, estas dirían que no van.
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Hay algunas personas que ya se empiezan a quedar. Por ejemplo, ya convencimos a algunas familias de un albergue en el estado de México, porque les hemos dicho la verdad: van a separar a los hijos de los papás y a cada uno lo van a aprovechar comercialmente. Si la mamá es joven la van a meter a la trata y explotación sexual, al hombre lo van a obligar al sicariato para que trabaje para el crimen organizado. También a los niños los pueden vender o hay indicios de que también se está dando el tráfico de órganos. Yo casi me les hinco para decirles que no vayan, pero he aprendido a través de estos años a no pelearme con la migración. Yo les informo, les hablo como si yo fuera su mamá o su papá; sin embargo, finalmente los que toman la decisión son ellos.
¿Por qué en este momento la frontera norte es más peligrosa que antes?
Por lo que vemos que está pasando en la frontera norte, que es como si fuera una estrategia de Estado para que de ninguna manera los migrantes puedan pasar. Además, les sacan el dinero. Ellos ya no pagan para que los pasen, simplemente pagan para que no los maten, porque los tienen secuestrados. Un joven tuvo que pagar $5.000 y la familia de otro debió buscar $20.000 para pagar el rescate del secuestro.
Ahora ya no pueden confiar en ningún pollero (persona que cruza a los migrantes). Los polleros que secuestran fueron cooptados por el cartel de Los Zetas. Creo que sindicalizaron a todos, porque ya no pueden trabajar como lo hacían antes. Ahora entregan a los migrantes para que los secuestren o para que los comercialicen de la forma que sea. Y también este es el peor momento, por la elección de Donald Trump en Estados Unidos, porque si Barack Obama ha deportado a unas 2,5 millones de personas, pues con Trump me imagino que será mucho peor.
¿Cómo evalúa la gestión del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en migración?
Ha sido desastrosa y la más corrupta, porque al menos con Felipe Calderón pudimos hacer en el 2011 la Ley Migratoria. Cuando entró Peña Nieto fue desastroso, porque "policiazó" el Instituto General de Migración, es decir, le dieron un carácter de una policía, en lugar de considerarlo una instancia de seguridad nacional. Los migrantes no son delicuentes y Migración no debe actuar como una instancia policiaca.
¿Cómo podría incidir la elección de Donald Trump en la migración?
No hay mal que por bien no venga. La llegada de Trump va a lograr lo que nunca hemos logrado: que todas las fuerzas migratorias se unan y que empiecen a organizarse para exigir sus derechos. Eso es bueno.
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¿Qué otras zonas del tránsito por México podrían considerarse peligrosas para los migrantes?
Las más peligrosas siguen siendo el Golfo, Tamaulipas, Veracruz y Coahuila. En Chihuahua están reclutando migrantes para el sicariato, pero no podemos decir que haya un boom como había en Tamaulipas. Sonora sigue siendo una tierra de nadie, ahí el Ejército es nada más decorativo, porque esa zona es tierra de los carteles. Ahí los migrantes entran y si no los mata el desierto, acaban con ellos. En Mexicali, están los topos, que son personas que están contratando para hacer narcotúneles, pero cuando los terminan las matan, porque no quieren testigos. En Tijuana acaban de capturar dos bandas de secuestradores. El riesgo para los migrantes es que los coopten, porque además de territorios se están disputando gente y los migrantes no pueden negarse, porque si lo hacen los matan.
¿Quiénes son para usted los migrantes?
Los migrantes son el signo de los tiempos más fascinante. Son misteriosos y enigmáticos. Por una parte, proyectan una imagen de personas que buscan trabajo, muchos son jóvenes que están aparentemente vulnerables, pero por otro lado son personas con una fuerza muy grande. Como grupo pienso que están transformando el mundo, que están evidenciado lo que somos, son como un espejo, como una luz.
Nos muestran realmente la radiografía de lo que somos los seres humanos. Pero también nos están enseñando muchas cosas, si uno hace una lectura correcta y profunda de lo que ellos son, uno ve algo más de lo que puede mirar a simple vista. Ellos tienen una fe muy grande, están más allá de cualquier religión y cultura, no tienen nada que perder, porque lo dejaron todo. No tienen nada para el camino, ni ninguna certeza de que puedan estar bien en el destino. Sin embargo, ellos caminan, se mueven. El futuro son ellos, los ocupantes van cambiando, la tierra se queda.