Desde que salió de la cárcel y le fue concedido el arresto domiciliario, Leopoldo López ha dicho poco pero sobre él se ha dicho mucho.
Durante los últimos tres años y cinco meses, y hasta la madrugada del sábado, López estuvo encerrado en el Centro Nacional de Procesados Militares de Ramo Verde, una prisión militar localizada en la ciudad de Los Teques, al sur del área metropolitana de Caracas, la capital venezolana.
Antes del amanecer de este pasado ocho de julio, López fue conducido y escoltado por la policía política venezolana desde Ramo Verde hasta su casa, en Caracas. Allí, seguirá cumpliendo arresto domiciliario, descontando tiempo de una condena de casi 14 años que le fue impuesta en el 2015.
A las 4:53 de la mañana del día de la excarcelación de López, la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia confirmó su decisión de brindar al preso el beneficio de casa por cárcel con un breve comunicado al público.
En horas de la tarde de ese sábado, con una bandera de Venezuela entre las manos, López se asomó por encima del muro de su residencia para agradecer a quienes le siguen y le apoyaron durante su tiempo en prisión. Afuera, le aclamaba una multitud. Se escuchaban gritos de sí-se-puede. López, tan apuesto como siempre, tan carismático como siempre, saludaba de vuelta.
Desde entonces, medios y escritores inclinados hacia la izquierda y la derecha no han parado de emitir sus opiniones sobre las razones de la liberación y lo que esta significa para Venezuela. En El País , de España, el periodista Antonio Navalón comparó a López con Nelson Mandela. En Telesur subrayan su incitación a la desobediencia civil y a la violencia que lo llevaron a la cárcel. Desde la derecha lo llaman demócrata y pacifista; desde la izquierda, lo vinculan a movilizaciones inconstitucionales.
En la política, más pesa lo que se dice de uno que lo que se es.
El alcalde
López nació en el seno de una de las familias más poderosas y adineradas, vinculada a los sectores de los negocios y el petróleo, en Venezuela. Fue el segundo de tres hijos, junto a sus hermanas Diana y Adriana. El dinero de su familia le permitió cursar sus estudios superiores en Estados Unidos y obtener una maestría en políticas públicas de la universidad de Harvard.
Dio el salto a la vida pública de su país por primera vez en el 2000, cuando se postuló para el cargo de Alcalde de Chacao, uno de los distritos más adinerados de Caracas. López recibió el 51% de los votos y ganó la elección como candidato del partido Primero Justicia, del cual fue cofundador y miembro de su Junta Directiva. Cuatro años más tarde, volvió a ganar las elecciones; esta vez, obtuvo el 81% de los votos.
En el 2002, López participó en las movilizaciones de la oposición venezolana hacia el Palacio de Miraflores, sede del Poder Ejecutivo; las marchas, que dejaron varios muertos a favor y en contra del gobierno, propiciaron un golpe de Estado que se extendió durante tres días antes de que Hugo Chávez regresara al poder.
En el 2008, hacia el final de su segundo período como alcalde, su índice de aprobación era del 92%. El momento parecía idóneo para subir las apuestas y optó por anunciar su candidatura a la Alcaldía Mayor de Caracas en las elecciones que se llevarían a cabo en noviembre de ese año.
Los defensores de López aseguran que Leopoldo contaba con el apoyo del 65% de la población de Caracas, y que su respaldo era mayor que el del entonces presidente, Hugo Chávez. Dicen que, por eso, el gobierno venezolano decidió inhabilitarlo políticamente, lo que evitó su postulación a la alcaldía de la capital. Dicen que López era una amenaza para el chavismo, la mayor en años.
“(La oposición) Inactiva desde el 2004, súbitamente se sintió revivir en las elecciones locales y regionales de noviembre del 2008. Fueron en tropel hacia el comandante, con las mandíbulas apretadas. Los dientes más afilados pertenecían a Leopoldo López, alcalde de Chacao, el distrito más rico de Caracas. Era joven, carismático, ambicioso y tan apuesto como una estrella de cine”, escribió el periodista irlandés, Rory Carroll, en su libro Comandante: la Venezuela de Hugo Chávez .
Sigue Carroll: “Era también, daba la casualidad, sobrino tataranieto de Simón Bolívar. Su plan era convertirse en alcalde de la Gran Caracas –las encuestas lo daban como favorito– y usar eso como plataforma para las elecciones presidenciales de 2012. Las luces de alarma se encendieron en la sala situacional de Miraflores. Leopoldo, como todo el mundo lo llamaba, era peligroso”.
El líder preso
En un clima político tan tenso y dramático como el de Venezuela, las voces de defensores y detractores parecen confundirse en un mismo, caótico grito. Ambos bandos, eso sí, claman historias muy distintas. Leopoldo, para ambos bandos, era peligroso: para unos eso era algo muy positivo, para otros no tanto.
López no paró nunca de ser una figura polarizante. En el 2009, un cable publicado por WikiLeaks reveló que Robin D. Meyer, de la embajada estadounidense en Venezuela, escribió que López se había convertido en una figura divisoria a lo interno de la oposición. “A menudo es descrito como arrogante, vengativo y hambriento de poder. Sin embargo, es innegable su prolongada popularidad, carisma y talento como líder”.
Ese mismo año, participó en la fundación de Voluntad Popular, un movimiento que integra distintas fuerzas de oposición, y en el 2012 se unió al proyecto de Henrique Capriles, quien se enfrentó y fue derrotado por Chávez en las elecciones nacionales del 2012.
Tras la muerte de Chávez en marzo del 2013 y la toma del poder por parte de Nicolás Maduro, López se convirtió en un problema demasiado incómodo para el gobierno. Durante los primeros meses del 2014, López lideró los llamados a manifestaciones multitudinarias que exigían la renuncia de Maduro.
Las protestas dejaron 43 muertos y miles de heridos, lo que propició que se levantar una orden de arresto en contra de López por instigación pública a la violencia. El 18 de febrero, López se entregó a las autoridades.
Sus años de encierro estuvieron marcados por acusaciones de abuso y tortura por parte de López y su esposa, Lilian Tintori; incluso se informó que López había muerto, algo que fue desmentido con un video grabado por el mismo dirigente.
El líder en casa
Venezuela vive su noche más larga. Tras la convocatoria por parte de Maduro a una Asamblea Constituyente, la violencia ha reinado en el país. Partidarios del gobierno aseguran que Tintori ha estado involucrada en acciones violentas de parte de la oposición.
El pico de violencia se dio apenas días antes de la excarcelación de López, cuando colectivos chavistas asaltaron con violencia la Asamblea Nacional, dejando heridos a varios diputados.
Las protestas han dejado decenas de muertos y miles de heridos, mientras el país se consume en una crisis que le asfixia. El traslado de Leopoldo López a su casa, en arresto domiciliario, podría ser una válvula de oxígeno para Maduro; podría, también, ser su perdición.
La imagen de López sonriente en su casa, abrazado por sus hijos y su esposa, es una imagen de esperanza para un país desolado y hambriento.
“Sin tener información privilegiada, diría que hay un movimiento estratégico del gobierno para bajar la presión, quizás como consecuencia de los eventos absolutamente violentos y primitivos que sucedieron en el asalto a la Asamblea Nacional y que fueron demoledores en términos de imagen, para un gobierno ya bastante maltrecho en ese sentido”, escribió el analista venezolano Luis Vicente León. “Puede que eso haya sido demasiado hasta para el chavismo”.