Al conocerse la detención el lunes del prófugo en Estados Unidos, que había dicho que $205 millones en efectivo que fueron encontrados en su casa en la Ciudad de México eran fondos secretos del partido gobernante, Acción Nacional (PAN), el Gobierno mexicano dio por hecho que el arresto se había hecho en base a una petición suya.
El presidente Felipe Calderón llegó a adjudicarse públicamente el mérito: “A petición de mi gobierno, ha sido detenido uno de los principales responsables de introducción y distribución de metanfetaminas en el país”, dijo el martes.
Posteriormente, al conocerse que había cargos en contra de Ye Gon en Estados Unidos, el procurador general de México, Eduardo Medina, que se encontraba en ese país, se vio obligado a matizar a su jefe e intentó quitar relevancia al hecho de que Washington decida quedarse con el detenido.
“Lo importante es que una persona que es detenida por la comisión de un delito que es transnacional (...) enfrente la justicia con la mayor contundencia posible. Me parece irrelevante en qué país enfrente esta circunstancia”, dijo.
Sin embargo, los medios de comunicación mexicanos no ocultaron su decepción por la decisión de la justicia estadounidense.
“Cambia EE. UU. la jugada; se queda con Ye Gon”, “Washington va por el dinero de Zhenli”, titularon los diarios mexicanos.