La Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia) cerró el 2025 con un crecimiento calificado como “modesto” y pidió a las autoridades y a la clase política impulsar, a partir del 2026, un paquete contundente de medidas para mejorar la competitividad y reducir costos.
La Cámara informó de que la producción registró, en octubre, un crecimiento interanual promedio de apenas 1,2%, mientras que las exportaciones aumentaron un 3,4% en ese mismo lapso.
“Como un año duro, con un crecimiento apenas moderado del 1.2%, donde lograr un resultado regular requiere el doble de esfuerzo y extraordinario para mantener el nivel de contratación. Así catalogan los industriales de alimentos el cierre del año 2025, cuya calificación es reservada en materia de comportamiento del mercado interno y otros elementos externos generadores de incertidumbre al sector industrial más grande del país”, afirmó la Cámara.
Según Cacia, la mayoría de los empresarios del sector alimentario calificó el 2025 como un año “muy duro en ventas”, debido al bajo dinamismo del mercado interno, especialmente durante el primer semestre.
La agrupación empresarial indicó que el segundo semestre mostró señales de recuperación y que se prevé un repunte para la temporada navideña y el verano del 2026, aunque advirtió que los consumidores continúan siendo mucho más racionales en sus decisiones de compra.
Además, en materia de exportaciones, la Cámara destacó que la industria reportó ventas por $2.753 millones, un incremento de apenas $90 millones en comparación con el 2024, cuando el monto ascendió a $2.663 millones.
Pese a este desempeño general, la industria destacó segmentos con crecimientos importantes.
Entre ellos figuran la chocolatería, con un alza del 26%; los lácteos, con 21,5%; los helados, con 16%; los bocadillos y cereales, con 14%; las frutas y hortalizas procesadas, también con 14%; la confitería, con 8%; el atún y los enlatados del mar, con 8%; y las pastas alimenticias, con un incremento del 5%.
Principales obstáculos
Juan Ignacio Pérez, presidente de Cacia, afirmó que el 2025 estuvo marcado por tres factores clave que desincentivan las expectativas empresariales, así como la inversión y la generación de empleo.
En primer lugar, mencionó iniciativas de ley relacionadas con el etiquetado de alimentos que, a su criterio, contravienen acuerdos regionales de armonización normativa, lo cual impacta el comercio exterior y el modelo agroindustrial exportador del país.
Como segundo punto, advirtió que el tipo de cambio representa un desafío relevante para el sector, debido a la apreciación del colón, la cual reduce la competitividad en los mercados internacionales.
Finalmente, señaló que el contexto externo está condicionado por la incertidumbre arancelaria vinculada con Estados Unidos, segundo mercado en importancia para la industria alimentaria nacional.
Necesidad de estrategia política
Ante este contexto, la industria alimentaria planteó una hoja de ruta dirigida a las futuras autoridades del Ejecutivo y el Legislativo tras los comicios del 2026.
La Cámara solicita evitar nuevas cargas regulatorias, acelerar la eliminación de trámites y revisar el modelo de cargas sociales para fomentar la formalidad. También propone una política comercial más enfocada en Centroamérica y el Caribe, junto con la modernización aduanera y portuaria.
Además, pidió reducir costos logísticos y de transacción mediante mejoras viales, tarifas energéticas competitivas, modernización del sistema eléctrico, la concesión de Puerto Caldera y una gestión fronteriza más eficiente.
Finalmente, el sector exige mayor estrategia legislativa, seguridad jurídica y respeto a la armonización regional, al considerar que la coherencia estatal será clave para impulsar la inversión, el empleo y un crecimiento más sólido a partir del 2026.