Recope registró, durante el primer trimestre del presente año, un fuerte incremento en sus deudas de corto plazo, especialmente con sus proveedores externos de combustibles y el Gobierno.
Entre enero y junio anterior, las cuentas por pagar de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) reportaron un saldo de ¢263.110 millones, lo cual significa casi el doble frente al mismo periodo del año pasado, cuando fue de ¢131.747 millones, según los estados financieros de la empresa estatal.
Sin embargo, durante el primer semestre del 2019, previo a la pandemia, el saldo pendiente por cancelar era de ¢78.841 millones, es decir, una tercera parte del monto correspondiente al mismo periodo del 2022.
El incremento de la deuda de la institución, en especial con suplidores de hidrocarburos, tendrá a futuro consecuencias en el costo de los combustibles porque la metodología tarifaria traslada dichos costos a los usuarios finales.
“Debe tenerse en cuenta que, el precio de venta de los combustibles es fijado por la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos”, dijo la empresa sobre el efecto en tarifas.
Desequilibrio
La compañía explicó, por escrito, que el alza en el pasivo de corto plazo se debe, principalmente, a un mayor volumen en las importaciones de combustibles y del costo de los hidrocarburos a nivel internacional, máximo desde la guerra entre Rusia y Ucrania.
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“Recope no enfrenta dificultades de flujo de caja. Las variaciones en el pasivo corriente (deuda de corto plazo) de la empresa están relacionadas, fundamentalmente, con los cambios en los precios internacionales”, subrayó la entidad pública.
Costa Rica mantiene una fuerte dependencia al consumo de hidrocarburos en los últimos años. El país pasó de consumir 15 millones de barriles de derivados de petróleo, en el 2003, a 21 millones de barriles en el 2021.
Entre enero y julio de este año, se acumulan 12 millones de barriles en importaciones, muestran los datos de la Refinadora.
Al mayor consumo de derivados de petróleo se añade el incremento en el precio internacional, lo cual disparó la factura petrolera del país en el 2022, según el Banco Central de Costa Rica (BCCR).
“Los incrementos en los precios internacionales de las materias primas (...) han llevado a un aumento en el valor de las importaciones. Particularmente, en el primer semestre del 2022 la factura petrolera fue de $1.336,3 millones, comparada con los $684,6 millones un año atrás”, se explica en el Informe de Política Monetaria, de julio anterior.
El precio del barril West Texas Intermediate (WTI) cerró, este viernes 23 setiembre, por debajo de los $80 por primera vez en más de siete meses, a raíz de la invasión a Ucrania. Sin embargo, el costo llegó casi a los $120 en las primeras semanas del conflicto bélico.
Presión financiera
Al desglosar las deudas de la empresa, el rubro más relevante está vinculado con el denominado Suplidores de petróleo y derivados. Al primer semestre del 2022, el pendiente de pago ascendió a ¢185.828 millones, es decir, 117% más frente a los ¢85.650 millones en el mismo periodo del 2021.
El pendiente por pagar más bajo, en los últimos cinco años, ocurrió en el 2020 cuando el saldo era de ¢26.744 millones para los primeros seis meses. Pero, dicho resultado está influido por la pandemia y las restricciones sanitarias de movilidad, en ese año.
La empresa pública recalcó que el monto de la cuenta depende del comportamiento del precio internacional de los hidrocarburos.
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“Esto (el aumento) se debió a un incremento en las importaciones de combustibles y el plazo con el que cuenta para pagar a sus proveedores. Recope paga las importaciones de manera puntual en las fechas pactadas con los proveedores”, subrayó la entidad.
En el caso pendiente de pago al Gobierno, el saldo ascendió a ¢40.027 millones, durante el primer semestre del presente año, lo cual implicó un alza del 56%, frente al mismo periodo del 2021, cuando era de ¢25.586 millones, se reseña en los estados financieros.
En este caso, el pago pendiente corresponde al impuesto único a los combustibles, porque la institución tiene la función de agente recaudador y, posteriormente, traslada los recursos al Ministerio de Hacienda.
El ascenso en el saldo de las deudas pendientes de Recope no es la única dificultad que enfrenta la empresa, pues su gasto financiero también tuvo una fuerte alza a raíz de la evolución del tipo de cambio.
La entidad pagó ¢18.331 millones, en el primer semestre, lo cual significó el triple frente a los ¢6.023 millones en el mismo periodo del 2021, según la información financiera entregada por la entidad a la Contraloría General de la República (CGR).
Incluso, el egreso financiero de la primera mitad de este año ya superó a todo el 2021, pues fue de ¢16.400 millones.
Para este año, los gastos afectados por el diferencial fueron los créditos, tanto de largo como corto de plazo; y la adquisición de materias primas. Ambos rubros significaron un gasto de ¢13.179 millones, entre enero y junio, y representaron el 72% de los egresos financieros.
Los restantes ¢5.152 millones en compromisos financieros están relacionados con los bonos de deuda emitidos por Recope para la construcción de obra de infraestructura.
Financiamientos
En el caso de los préstamos, las principales líneas son de corto plazo para la compra de combustibles. Anualmente, la entidad recibe la autorización del Banco Central para suscribir créditos de corto plazo hasta por $200 millones y avales hasta por $25 millones.
“El uso de líneas de crédito de corto plazo para el pago de la factura petrolera coadyuva a la administración de la volatilidad en el precio de los hidrocarburos y a mantener niveles de inventario de producto terminado acordes con los requerimientos del país”, explicó el Banco Central en la autorización dada a Recope, el pasado 2 de marzo.
La empresa informó de que usa las líneas cuando hay faltantes en el flujo de caja para comprar combustibles.
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Recope registró, durante el primer semestre del año, un fuerte ascenso de su deuda de corto plazo principalmente con proveedores de combustible y el Gobierno. En la imagen, el plantel ubicado en Ochomogo, en Cartago. (Rafael Pacheco Granados)