
Desde mediados de diciembre del 2022, el tipo de cambio del colón frente al dólar no ha vuelto a colocarse por encima de los ¢600 en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex).
La apreciación de la moneda tica ha generado reclamos de varios sectores económicos, especialmente exportadores y turísticos, que al recibir dólares por sus transacciones obtienen menos colones al convertirlos, lo que complica honrar sus obligaciones en el país.
Desde el 1.° de febrero del 2015, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) implementó el régimen de flotación administrada, dejando atrás la banda cambiaria vigente desde 2006. Según el actual sistema, el precio del dólar se define según la oferta y demanda del mercado.
Sin embargo, el comportamiento estable y a la baja del dólar durante casi tres años ha despertado la duda de si existe una “política no oficial” de tipo de cambio, es decir, si el Banco Central aplica directrices internas que estarían empujando el valor de la divisa hacia abajo.
El expresidente del Banco Central, Eduardo Lizano, considera que, aunque el BCCR insiste en que el tipo de cambio responde a la oferta y la demanda, “detrás hay decisiones que no son tan libres”, ya que el Banco interviene comprando los dólares que requieren instituciones públicas como el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), además de acumular reservas y pagar deuda externa.
“Hay una nebulosa, no se sabe exactamente qué es lo que quiere el Banco Central con el tipo de cambio. Definitivamente, esas intervenciones en algo inciden, no es un mercado completamente libre, pero uno no se da cuenta cuál es la regla de intervención. Hay una posición oscura que no ha sido debidamente comunicada al público”, señaló Lizano.
Añadió que sería deseable una mayor claridad: “Da la impresión que el Banco Central tiene alguna regla no comunicada que determina cuándo interviene en el mercado de divisas”.
Aunque el tipo de cambio se ha mantenido estable en el último año, Lizano advierte de que existe incertidumbre sobre la política cambiaria actual. A su juicio, lo anterior impacta directamente las exportaciones e importaciones.
La respuesta del Banco Central
Pese a las observaciones de Lizano, el presidente del BCCR, Róger Madrigal López, fue rotundo: “No existe (una política de tipo de cambio); lo que ocurre es el resultado del mercado”.
Según Madrigal, el exceso de oferta de dólares presiona el tipo de cambio hacia abajo, aunque este año se ha mantenido “muy estable”.
“Nos han hecho auditorías y revisiones, están las actas; no hay una decisión sobre el tipo de cambio”, aseguró, invitando a buscar evidencia de que el Banco esté empujando el valor hacia un nivel particular.
La TPM y las metas de inflación
El también expresidente del BCCR, Rodrigo Cubero, recordó que con la flotación administrada el Banco permite que el tipo de cambio lo determinen la oferta y la demanda, pero puede intervenir para mitigar fluctuaciones bruscas.
Cubero explicó que en los últimos tres años, la entidad monetaria intervino comprando dólares para evitar una apreciación mayor del colón y acumular reservas internacionales.
Además, opinó que el Central tiene espacio para reducir la tasa de política monetaria (TPM), lo que estimularía la economía y presionaría al alza el tipo de cambio, acercando la inflación al rango meta.
“Estamos con una inflación muy baja, corresponde aplicar una política monetaria expansiva”, afirmó.
A su criterio, la decisión del BCCR de evaluar el marco de metas de inflación a inicios del 2026 es “una señal prudente y oportuna”, ya que la inflación está por debajo del objetivo durante un tiempo prolongado, lo que pone en riesgo la credibilidad del Banco y la fijación de expectativas.
La directora ejecutiva de la Academia de Centroamérica, Gloriana Ivankovich, señaló que aunque técnicamente el BCCR no tiene una política de tipo de cambio, en la práctica parece estar ejerciendo una política cambiaria más que una política monetaria.
Según la economista, las frecuentes intervenciones del BCCR para moderar la apreciación del colón reflejan una preferencia por mantener cierto nivel del tipo de cambio.
A su juicio, la revisión de las metas de inflación es una buena oportunidad para reforzar la coherencia y la transparencia de la estrategia del Banco Central, aclarando el equilibrio del esquema de metas de inflación y la intervención en el mercado cambiario.
Exceso de oferta de dólares ‘inexplicable’
Por otro lado, la economista Roxana Morales Ramos, coordinadora del Observatorio Económico y Social (OES), de la Universidad Nacional (UNA), señaló que en el mercado hay un exceso de divisas, pero que no se ha podido determinar su origen con certeza.
Morales explicó que, aunque los flujos de inversión extranjera se desaceleran y el turismo muestra menor visitación, hay un flujo adicional de dólares difícil de explicar.
Morales coincidió en que, con inflación baja o cercana a cero, aún hay espacio para reducir la TPM, lo que podría desincentivar el ingreso de capitales de corto plazo y aliviar la presión hacia la apreciación del colón.

Objetivos claros
Finalmente, Donald Miranda, investigador del Centro Internacional de Política Económica (Cinpe) de la UNA, recordó que bajo la flotación administrada, el BCCR sí puede intervenir el mercado cambiario con objetivos claros, como estabilizar el tipo de cambio y evitar especulaciones.
Miranda explicó que el Banco Central compra o vende dólares en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) cuando hay desequilibrios, con respaldo en sus reservas internacionales, para restablecer el equilibrio cambiario y evitar especulaciones de los agentes económicos
Sin embargo, advirtió de que las intervenciones discrecionales en el mercado mayorista, caracterizadas por criterios poco explícitos en cuanto a tiempo y forma, pueden generar la percepción de un “mercado paralelo”.
“Por ley estas intervenciones deben ser comunicadas al público como lo hemos visto. Estas acciones de transparencia e intervenciones en el mercado de divisas puntuales no evidencian la posibilidad de existencia de un mercado paralelo”, apuntó Miranda.
Añadió que el manejo del tipo de cambio podría estar sirviendo como instrumento para reducir la carga de la deuda pública y beneficiar a importadores, lo que podría perjudicar al sector agrícola nacional.
