Las opciones de medicina privada catalogadas “de bajo costo” diversificaron sus servicios en Costa Rica, durante los últimos años, al mismo tiempo que el gasto en salud de los hogares aumentó por cerca del siete años, hasta que se topó con la crisis de la covid-19.
Alternativas como Clínicas Sin Fronteras, la Asociación de Servicios Médicos para el Bien Social (Asembis) o el plan médico MediSmart ampliaron la variedad de sus servicios, la cantidad de profesionales y las sedes desde donde prestan atención a los pacientes.
Ese crecimiento se dio al mismo tiempo que aumentó el gasto de los hogares e instituciones sin fines de lucro que sirven a los hogares, en servicios privados de salud.
Según información del Banco Central sobre la oferta y utilización de estos servicios, entre el 2011 y 2019 se aprecia una tendencia al alza del gasto en esta área como porcentaje del gasto total. Este comportamiento se interrumpió en el 2020, último año en el que se ofrece la información.
La reducción del gasto en 2020 se debe a la contracción que sufrió la economía debido a la pandemia. Según la Encuesta de Actualidades del 2020 de la Universidad de Costa Rica (UCR), 70,5% de las personas consultadas disminuyeron o mantuvieron igual su gasto en salud debido a la covid-19.
Massimo Manzi, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Salud, atribuyó esa reducción a que la atención preventiva, electiva y no urgente se pospuso, ejemplificando con el caso de la odontología, que se interrumpió por varios meses.
La variable de salud incluye el gasto en las áreas de “productos, artefactos y equipo médicos”, “servicios para pacientes externos” y “servicios de hospital”. Esto no incluye los gastos en protección social, pues el BCCR considera esta sección en la variable llamada “bienes y servicios diversos”.
De acuerdo con el informe de cuentas de salud de Costa Rica 2017-2019, publicado por el Ministerio de Salud, el gasto de bolsillo en salud de los hogares creció 14,5%, en términos reales, en ese periodo, superando los ¢600.000 millones en 2019.
Ese monto es equivalente al 22% del gasto corriente en salud para el 2019 (2,7 billones), que incluye los bienes y servicios que se consumen en un mismo año en ese sector.
Según la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la mayoría del gasto de bolsillo en salud se compone de la inversión en medicamentos, dispositivos y equipo médico. Por otro lado, el gasto en hospitalizaciones es casi nulo (0,1%).
Opciones se expanden
Según mencionó El Financiero, en febrero del 2022, en los últimos cinco años, Asembis pasó de ofrecer 35 a 42 especialidades al 2022. Javier Malca, fundador de Clínicas sin Fronteras, mencionó a La Nación que su oferta de especialidades pasó de 10 a más de 34 entre 2011 y 2022.
Mónica Nagel, directora de relaciones corporativas de Grupo Montecristo, dueños de la marca MediSmart, explicó que este plan médico prepagado ofrece más de 2.000 servicios médicos en todo el país. En el 2018, esa cantidad era de 500. La red médica pasó de ser de 500 profesionales en ese año a 1.500 actualmente.
Además de MediSmart, Grupo Montecristo cuenta en su portafolio con el Hospital Metropolitano, Doctores Dent, Laboratorios Páez, Niumi Spa y cirugía estética y Farmacias La Botica.
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Nagel mencionó que, al ser un plan médico prepagado, la opción brinda una ventaja a sus afiliados, permitiéndoles entre 20% y 80% de ahorro en distintas especialidades, entre ellas ginecología, dermatología, fisioterapia, odontología y hasta veterinaria, por ejemplo.
El fundador de Clínicas sin Fronteras manifestó que la organización ha ayudado en hacer llegar la salud a la gente, ofreciendo calidad en todos sus servicios. Malca concluyó que trabajan en un plan de expansión incluso fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM), y su presencia pasó de 15 clínicas en 2018 a 23 en 2022.
El ascenso de la salud privada
El Cuadro de Oferta y Utilización (COU), calculado por el BCCR, estimó el valor de producción de la industria de atención de la salud humana y de asistencia social en ¢3,32 billones en el 2020, el 9,61% del PIB en ese año.
Manzi atribuyó el crecimiento de la medicina privada en Costa Rica a distintos factores. El primero de ellos es el desarrollo de los programas de medicina prepagada, que según él, empezaron a brindar un acceso a bajo costo a servicios médicos para una población de clase media y media baja.
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Otras razones del crecimiento de la salud privada en el país son la apertura de los seguros como parte de las negociaciones del tratado de libre comercio con Estados Unidos. Y el turismo médico, que ha generado una mejora en la calidad, eficiencia y tecnologías utlizadas. Según el BCCR, la partipación extranjera consumió más de ¢11.000 millones en esta área.
Por último, Manzi mencionó los problemas de acceso a los servicios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que han empujado a amplios sectores de clase media y media baja hacia la búsqueda de opciones privadas y compatibles con sus presupuestos que pudieran resolver sus problemas, concluyó.