
La rapamicina, un compuesto que pudo alargar la vida de ratones en laboratorio, surgió del suelo de Rapa Nui, también conocida como Isla de Pascua. Su nombre honra a ese territorio chileno en el océano Pacífico.
Este medicamento, también llamado sirolimus, fue desarrollado como inmunosupresor. Su función principal es evitar el rechazo de órganos trasplantados. Posteriormente, científicos descubrieron que también combate tipos de cáncer, regula el metabolismo, y ayuda a prevenir la inflamación.
Investigadores estudian su uso en diabetes y enfermedades neurológicas. Además, diversos experimentos respaldan su posible efecto antienvejecimiento, luego de que prolongara la vida útil en modelos animales como camundongos y levaduras.
En 2024, el valor del mercado global de la rapamicina se estimó en $328 millones. Las proyecciones para 2033 apuntan a un crecimiento hasta $522 millones.
Una expedición canadiense y un hallazgo inesperado
En 1964, un grupo de científicos de Canadá llegó a Rapa Nui como parte de la “Expedición Médica a la Isla de Pascua”. Durante tres meses, recolectaron más de 200 muestras del suelo de la isla, motivados por el plan de construir un aeropuerto en la zona.
Ese proyecto podía traer especies invasoras y patógenos nuevos, por lo que la expedición pretendía documentar la biodiversidad del ecosistema. Al mismo tiempo, los investigadores se propusieron analizar los efectos del contacto externo en la salud de los cerca de 1.000 habitantes de Rapa Nui.
Durante ese proceso, los pueblos indígenas entregaron muestras biológicas de flora y fauna local, aunque su participación se dio mediante subornos, regalos y presión de figuras religiosas, según informes.
Colonialismo científico sin retribución
Años después, en 1970, el laboratorio farmacéutico Ayerst Research Laboratories analizó las muestras y logró aislar una molécula producida por una bacteria del suelo: la Streptomyces hydroscopicus. Entre sus compuestos estaba la rapamicina, con propiedades antifúngicas y antibacterianas.
La ciencia avanzó. Se descubrió que el medicamento inhibe una proteína conocida como mTOR, reguladora del crecimiento celular y del sistema inmunológico. Al suprimir esa proteína, el compuesto logró reducir inflamaciones y ralentizar el envejecimiento celular.
Pese a estos avances, los pueblos Rapa Nui no recibieron beneficios económicos, ni reconocimientos científicos. Tampoco se les ofreció acceso privilegiado al medicamento, que generó ganancias millonarias a empresas farmacéuticas.

Debate sobre biopiratería
El caso abrió una discusión sobre derechos indígenas y biopiratería. Se cuestionó la apropiación del conocimiento tradicional y la explotación de recursos biológicos sin consentimiento ni compensación para las comunidades originarias.
Uno de los investigadores actuales de la rapamicina expresó en mayo de 2025 que considera injusta la situación. Agregó que la comunidad científica debería abrir un espacio de diálogo con los pueblos Rapa Nui para definir acciones conjuntas.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
