
Los 380 barrenderos que limpian las calles y parques de la ciudad de San José podrían tener a mediano plazo un uniforme más seguro, cómodo, higiénico e incluso con un diseño muy sofisticado.
Así lo propuso ayer la diseñadora costarricense Laura Scott, de la Universidad Véritas.
Scott presentó ayer a autoridades académicas y de la Municipalidad de San José uniformes inspirados en los trajes espaciales, con un valor aproximado de ¢30.000 cada uno y una vida útil hasta de dos años.
Los uniformes propuestos son de color gris con anaranjado y azul y están hechos con una tela especial llamada telsilk, que tiene microfibras para proteger al usuario de rayos ultravioleta.
Por el tipo de tela, estos trajes son capaces de atenuar los daños en la piel por exposición prolongada a los rayos del Sol. Además, su tela es antihongos y antibacterial, lo que mejora su higiene.
“La labor de los barrenderos es enorme. Ellos pasan cerca de siete horas cada día bajo la intemperie y son responsables de cuidar cerca de dos kilómetros cuadrados cada uno”, dijo Ricardo Funes, funcionario de la Municipalidad.
“A estos barrenderos solo se les otorgan cuatro onzas de bloqueador solar al año y son propensos a quemaduras y cáncer de piel, de allí la necesidad de que el vestuario los proteja”, comentó la diseñadora.
Otras novedades. La tela de los nuevos uniformes es impermeable, pero permite el paso del aire, por lo que no guarda humedad y, por lo tanto, no produce hongos y hace que el traje sea más duradero.
El uniforme incluye también compartimentos especiales para portar el bloqueador, la botella de agua, el teléfono e incluso pastillas. Esto sirve para que sus objetos personales no se contaminen con la basura que recogen.
“Cuando uno se mete a ver el mundo de los barrenderos se da cuenta que barrer es solo un porcentaje mínimo de lo que ellos hacen. Estas personas tienen que recoger perros muertos que la gente deja tirados, mover mendigos, recoger jeringas, vaciar basureros de sanitarios públicos y ahora lo hacen sin guantes y hasta sin alcohol o desinfectante”, enfatizó la diseñadora.
Por eso el uniforme propuesto por Scott también tiene gorra especial y guantes flexibles que llevan por dentro una goma sintética llamada neopreno. Este es el material aislante con el que está hecho el traje de los buzos.
“Los barrenderos tienen un trabajo difícil y riesgoso y yo traté de elaborar una vestimenta apropiada que les facilite el trabajo y los visibilizara como profesionales de la salud que son”, agregó.
En la calle. Para diseñar estos uniformes Scott pasó un mes en la calle con los barrenderos de San José, para ver qué tipo de trabajo hacen, con qué frecuencia y en qué condiciones.
También hizo entrevistas a los barrenderos y analizó el material de uniformes actuales, que son telas baratas llamadas acrílicas, las cuales se calientan mucho.
Scott estudió cómo el uso de ciertas telas puede favorecer o prevenir el cáncer de piel y acudió a expertos españoles para identificar con su ayuda el material más adecuado. La compañía Epsilk es la que proporcionó la tela que utiliza para su propuesta.
“Los uniformes sí son costosos, pero el costo está justificado si se piensa en que podría reducir las incapacidades de los funcionarios. Además, es un traje bonito y duradero”, concluyó Scott.