
La proteína se convirtió en uno de los nutrientes más buscados del mundo. En supermercados y redes sociales, su presencia es abrumadora: desde yogures enriquecidos hasta aguas con proteína añadida. Sin embargo, especialistas advierten que el consumo desmedido puede causar efectos negativos en la salud, a pesar de su imagen saludable.
La industria de alimentos y suplementos capitalizó esta demanda, transformando a la proteína en un negocio global. Según la consultora Euromonitor, en 2023 el mercado de suplementos proteicos superó los $20.000 millones, con un crecimiento proyectado cercano a 10% anual hasta 2030.
Este fenómeno está impulsado por el interés en la salud, la pérdida de peso y el aumento de masa muscular. Además, redes sociales y figuras del mundo fitness han promovido la proteína como el nutriente ideal. Pero, ¿realmente todo el mundo necesita suplementarla?
Qué tan necesaria es la proteína
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que entre 10% y 15% del total calórico diario provenga de proteínas. El Dietary Reference Intake (DRI), sistema de referencia de Estados Unidos, eleva ese porcentaje hasta 35% según la edad, condición médica y estilo de vida.
La mayoría de los nutricionistas sugiere entre 0,8 y 2 gramos por kilo de peso corporal por día. Sin embargo, un estudio publicado en 2024 en la Revista de la Facultad de Ciencias Médicas de Sorocaba, Brasil, determinó que consumir 3 gramos de proteína por kilo no produjo más masa muscular que consumir 2 gramos, lo que pone en duda la eficacia de dosis elevadas.
De desecho industrial a fenómeno de consumo: el caso del whey protein
El whey protein, hoy ampliamente consumido, se originó como un subproducto sin valor comercial de la industria de quesos. Solo a partir de los años 80, gracias a tecnologías como la ultrafiltración y la microfiltración, se convirtió en suplemento.
Su popularidad creció con el auge del fisiculturismo y del bienestar físico, especialmente en Estados Unidos. Este producto, rico en aminoácidos esenciales, resultó útil para quienes buscaban una forma práctica de ingerir proteína de alto valor biológico.
Proteína en exceso: más no siempre significa mejor
El Departamento de Medicina de la Universidad de Washington, en una investigación con modelos animales publicada en 2020, detectó que dietas con más de 22% de calorías provenientes de proteína aumentaron el riesgo de aterosclerosis. El efecto se relacionó con la leucina, aminoácido presente en grandes cantidades en suplementos como el whey.
El gastroenterólogo y nutriólogo Dan L. Waitzberg, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP), explicó que cantidades elevadas de proteína pueden sobrecargar riñones y causar estrés hepático, especialmente en personas con enfermedades crónicas.
A esto se suma la advertencia del psicólogo Richard Achiro, quien presentó un estudio ante la Asociación Americana de Psicología (APA).
Analizó a 195 hombres que consumían suplementos regularmente y encontró que 40% aumentó su consumo con el tiempo, 22% sustituyó comidas por suplementos y 8% reportó problemas de salud.
La investigación asoció este comportamiento con trastornos alimentarios y ansiedad por la imagen corporal.

Proteína, pero ¿de qué fuente?
Un estudio de la Universidad de Santa Cruz do Sul, Brasil (Unisc) realizado con practicantes de musculación en Rio Grande do Sul determinó que 80% del consumo proteico provenía de fuentes animales.
Esta práctica se asoció con mayor peso, IMC y grasa visceral. Por el contrario, quienes consumieron más proteína vegetal mostraron valores más bajos en esos indicadores.
Este hallazgo subraya que la calidad y la fuente de la proteína son determinantes, y no solo la cantidad.
La socióloga Mariana Hase Ueta, investigadora de la Universidad de Wageningen, Países Bajos, expuso que la popularidad de la proteína está vinculada a un enfoque nutricional reduccionista y al fuerte marketing de la industria. Su trabajo se desarrolló en el marco del proyecto “Proteína importa” de la Universidad Técnica de Dresde (Alemania).
Ueta indicó que el auge de productos con proteína añadida es, en realidad, una expansión del consumo de ultraprocesados, ya que muchas veces contienen azúcares, sodio, grasas saturadas y aditivos.
El fenómeno coincide con el abandono de alimentos básicos como arroz y frijoles. Según Embrapa, el consumo anual de arroz en Brasil cayó de 40 kg en 1985 a 29,2 kg en 2023, y el de frijoles bajó de 19 kg a 12,8 kg en el mismo período.
La Encuesta de Presupuestos Familiares (POF) del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) también confirmó que el consumo de arroz y frijoles disminuyó entre 2008 y 2018, mientras los ultraprocesados aumentaron. Estos productos representan 19,7% de la ingesta calórica diaria en adultos y 27% en adolescentes.
Un estudio de cohorte realizado en España y publicado en 2019 concluyó que consumir más de cuatro porciones diarias de ultraprocesados eleva el riesgo de mortalidad en 62%, y cada porción adicional aumenta la mortalidad en 18%.
El médico británico Christopher van Tulleken, autor del libro Gente ultraprocessada (Editorial Elefante, 2024), comparó los efectos de los ultraprocesados con los del tabaco. Durante un experimento, consumió una dieta con 80% de ultraprocesados, lo cual alteró sus niveles hormonales, su apetito y su peso corporal.
No existe un nutriente milagroso
Expertos como Silvia Isabel Rech Franke, profesora de Unisc, subrayaron que una dieta no puede basarse solo en un nutriente. También advirtió sobre los efectos engañosos del exceso, que no siempre se traduce en mayores beneficios.
Por su parte, Waitzberg resaltó la importancia de adaptar la alimentación al estilo de vida de cada persona, combinando fuentes animales y vegetales y repartiendo la ingesta de proteínas a lo largo del día.
Además, Ueta recalcó que no todas las personas tienen el mismo acceso a alimentos saludables. El auge de los suplementos, en su visión, responde más a una realidad socioeconómica que a una necesidad fisiológica real.
Los expertos agregaron que una dieta equilibrada, rica en alimentos reales, sigue siendo la opción más segura, sostenible y saludable.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
