La escena parecía de película hollywoodense, pero era muy real. En vivo, decenas de miles de personas veían (fuera en el estadio, por televisión o por Internet) el primer juego de fútbol americano: los Búfalo Bills enfrentaban a los Bengalas de Cincinnati.
Damar Hamlin, uno de los defensas del primer equipo buscó detener a su contrincante Tee Higgins, que llevaba el balón. No era poca cosa, al primer cuarto le quedaban seis minutos y su equipo iba perdiendo 3 a 7. Ambos jugadores chocaron y cayeron al suelo y se levantaron. Algo normal en estos juegos. Lo que seguiría no sería tan normal.
Hamlin, de 24 años, se mantuvo de pie solo por unos momentos y se desvaneció. No pareció responder a la atención de los paramédicos. Su corazón se había paralizado. Le dieron reanimación cardiopulmonar (RCP) durante nueve minutos y luego fue trasladado al Centro Médico de la Universidad de Cincinnati, donde este 5 de enero permanecía bajo condición crítica, pero con una mejoría notable. Además, se comprobó que no hay daño neurológico.
¿Qué sucedió en el cuerpo de una persona tan joven y saludable como para que requiriera ser resucitado dos veces? Aunque no hay consenso todavía, la mayoría de los especialistas apunta a que este choque desencadenó una condición cardíaca llamada commotio cordis (agitación del corazón, en latín). Sin embargo, no solo es una afección catalogada muy rara por lo infrecuente, además para que algo así se dé deben cumplirse varios factores.
En resumen: para que se dé una commotio cordis debe ocurrir un impacto en un punto muy específico del tórax, en un momento muy preciso del ritmo cardíaco, con un tipo de “proyectil” (en este caso, la hombrera del contrincante) específico. En este caso, también fue determinante la velocidad a la que iban ambos jugadores cuando chocaron.
La Nación explica el caso con la ayuda de Manuel Antonio Vindas, coordinador de la Especialidad de Cardiología de la Universidad de Costa Rica (UCR), del portal médico Intramed y de los informes médicos dados por la Liga Nacional de Fútbol Americano de Estados Unidos (NFL, por sus siglas en inglés).
“Es un impacto que, si no se trata inmediatamente con RCP, la persona muere. De hecho, los primeros 25 casos que están en el registro de Estados Unidos fallecieron. Del 2006 al 2012 la sobrevida es del 58%”, destacó Vindas.
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Damar Hamlin sufrió el impacto durante un juego de fútbol americano la noche del lunes 2 de enero. Fotografía: AFP
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Gran impacto en sitio y momento delicados
El primer dato médico que se tiene de una afección como esta data del año 1700. Como es un fenómeno tan raro, no hay datos de incidencia a nivel nacional e internacional, aunque Vindas considera que todos los cardiólogos han visto al menos uno durante su carrera.
Como se expresó anteriormente, experimentar un commotio cordis es sumamente difícil. Las probabilidades son muy bajas, casi ínfimas. Tienen que sumarse varias condiciones.
Este golpe no es invasivo como sí lo sería una herida de bala, tampoco daña las costillas, el esternón o el tejido del corazón. ¿Entonces? Repasemos poco a poco lo sucedido.
El choque entre ambos jugadores no fue menor e impactó con gran fuerza zonas críticas que no se impactan ni frecuentemente ni con tan alta intensidad. Para colmo de males, este impacto ocurrió en un momento específico de los latidos cardíacos de Hamlin que lo hacían quedar, por así decirlo, más expuesto. Por otra parte, hay personas que por su genética o complexión son más proclives a desarrollar arritmias en caso de impactos como este.
Higgins no golpeó a su rival con el casco. De manera totalmente involuntaria fue su hombrera la que dio con el tórax de Hamlin. Pero no dio contra cualquier parte del tórax, sino contra un pequeño sitio muy específico del precordio (tejido que cubre al corazón por delante).
Este impacto tan específico altera profundamente la estabilidad eléctrica del miocardio, resultando en fibrilación ventricular. Este es un tipo de arritmia (ritmo irregular del corazón) en el que las cámaras inferiores del corazón se contraen de forma muy rápida y descoordinada. Como resultado, el corazón no bombea sangre al resto del cuerpo, esto lleva a la persona a desvanecerse y, al poco tiempo, su corazón se para. Por ello es fatal en casi todas las ocasiones si no se recibe la atención inmediata.
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Determinantes
¿Qué le sucedió al jugador de fútbol americano Damar Hamlin?
Este lunes 2 de enero en la noche, el jugador Damar Hamlin sufrió un fuerte impacto contra un deportista del equipo contrario, se levanto y poco después se desplomó y está hospitalizado. ¿Qué le sucedió?
FUENTE: LA RAZÓN || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Intramed describe experimentos en animales que buscan explicar el fenómeno. Todos estos indican que para llegar a un commotio cordis deben darse varias circunstancias. El primer determinante es la ubicación del golpe, que debe estar directamente sobre el corazón.
“Debe darse en la silueta del corazón, esto es entre el esternón y el pectoral izquierdo”, comentó el cardiólogo.
El segundo determinante se refiere al momento del golpe, que debe ocurrir dentro de una estrecha ventana que se abre durante de 10 a 20 microsegundos, en los que los ventrículos trabajan más fuertemente para enviar sangre al resto del cuerpo. Esto representa solo el 10% del ciclo cardíaco, pero es cuando este órgano está más vulnerable.
“Es el punto del ciclo cardíaco donde el corazón es más vulnerable a hacer una arritmia”, precisó Vindas.
Otro factor es la velocidad. Si el proyectil va a más de 60 kilómetros por hora las probabilidades de commotio cordis (si se cumplen los otros requisitos) son del 70%. En este caso se unieron las velocidades de los dos jugadores cuando chocaron uno contra otro.
A esto se le añade que el impacto no es uniforme, y no todas las áreas donde se registra el choque van a sufrirlo de la misma forma.
“La forma y la dureza del proyectil también influyen. Debe ser esférico y duro. Por eso vemos que esto es más común en hockey o béisbol. En este caso fue un golpe físico cuerpo a cuerpo con una hombrera, que es pequeña y dura”, expresó el cardiólogo.
En otras palabras, si uno de los requisitos no se hubiera cumplido, el muchacho se hubiera levantado de la caída y el juego sigue su curso. Es decir, con un impacto unos milímetros a la izquierda o la derecha (o arriba o abajo) en su pecho, si se hubiera dado unos microsegundos antes o después (durante el otro 90% del ciclo cardíaco), si el choque no hubiera sido contra una superficie tan dura y semiesférica como la hombrera o si la velocidad no hubiera sido tal, Damar Hamlin no estaría en cuidados intensivos.
Este fenómeno es más común en menores de 30 años, como Hamlin, incluso es más común en menores de 15 años. Una hipótesis es que a estas edades la caja torácica es relativamente delgada, y está más subdesarrollada, por lo que es menos capaz de amortiguar las consecuencias de una arritmia causada por estos golpes.
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¿Qué sucederá con Hamlin?
De momento, su condición continúa crítica, pero esto no quiere decir necesariamente que vaya a morir. Al ser una condición tan rara es poco lo que se sabe, pero en Estados Unidos sí está el Registro Nacional de Commotio Cordis, en Minneapolis. Según este, en los últimos 15 años se han dado 224 casos. El deporte donde más comunes son es en el béisbol, seguido del softbol, el hockey y en cuarto lugar el fútbol americano.
En el fútbol americano de hecho, los traumas más comunes son las conmociones cerebrales, en donde hay choques de cascos o el impacto es en la cabeza.
Si no se trata de inmediato solo del 25% al 35% de las personas sobrevive, si se atiende a tiempo este número sube al 50%, y con el pasar del tiempo (y mejores tecnologías médicas) ha subido.
Hamlin ya está reponiéndose, sigue en cuidados intensivos, pero ya mostró que no hay daños neurológicos.
“Esto es tiempo dependiente. Desde que se da tenemos cuatro minutos para darle resucitación y reanimarlo. Si se hubiera actuado después podría quedar vivo, pero con daño neurológico”, detalló Vindas.
Por otra parte, según el portal Intramed, no hay evidencia de que los sobrevivientes de commotio cordis tengan un mayor riesgo de eventos arrítmicos posteriores, ni hay evidencia de que los atletas que han tenido un commotio cordis deban ser descalificados de la competencia únicamente por ese motivo.
“Si a él se le hace una buena evaluación después y se determina que todo está en orden podría volver a jugar, sabiendo que el riesgo existe. Incluso hay una publicación científica de un muchacho que tuvo dos commotio cordis... sí podría volver a pasar”, resumió el cardiólogo.
Sin embargo, aclaró, esta será una decisión que el muchacho deba tomar con su cuerpo médico.
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