Moléculas muy pequeñas de proteínas ofrecen una nueva oportunidad para tratar quemaduras graves, regenerar huesos o tendones desgastados por una enfermedad e incluso atender cataratas y mejorar la visión.
Estas moléculas son ejemplos de estructuras llamadas polímeros, una nueva esperanza para muchas áreas de la medicina.
Muchos de estos polímeros están en la naturaleza; por ejemplo, el colágeno se toma de piel de tilapia, el quitosano de piel de camarón o cangrejo, los alginatos de las algas y los dextranos de la piña. Estos componentes naturales estimulan el crecimiento y reproducción de células humanas.
Las aplicaciones de los polímeros en la medicina se discuten esta semana en el X Congreso Iberoamericano de Polímeros, en el Hotel Ramada Herradura.
“Muchos de estos polímeros ya están en nuestro cuerpo y por eso estimulan tan bien las células. Por ejemplo, el colágeno está en el cabello, en las uñas, en los huesos”, comentó el investigador en polímeros Julio San Román, uno de los expositores.
“Los polímeros nos permiten tomar las células sanas de un paciente quemado, reproducirlas en laboratorio, hacer parches, láminas o un gel y luego colocarlas para que la piel se regenere. También podemos inyectar estos polímeros en huesos o tendones desgastados para ayudarlos a regenerarse”, agregó.
El proceso consiste en tener un soporte (ya sea gel o parche) hecho con un polímero, colocar las células y añadir un componente bioquímico (generalmente citoquinas) para motivar el crecimiento de células en laboratorio. Posteriormente se colocan sobre la piel o se inyectan directamente a un hueso desgastado. Esto motiva la regeneración celular.
Esta tecnología ya se aplica en otros países. En Costa Rica se encuentra todavía en la fase de pruebas de laboratorio.
Los polímeros también ayudan a mejorar la visión de personas con cataratas. En Europa hay implantes de polímeros que se colocan sobre la córnea y permiten que la persona vea normalmente.
La nanomedicina es la aplicación de la nanotecnología a la medicina; es decir, se trabaja con nanoescalas (millonésima parte de un metro) para tratar las enfermedades desde las estructuras más pequeñas, como las moléculas de células de males degenerativos.
“Esta tecnología nos permitirá diseñar señales específicas que estimulen procesos biológicos en las células y puedan regenerar huesos o tejidos y ayudar en la cura de enfermedades degenerativas o el cáncer de piel. Todavía faltan unos años para que sean aprobadas en humanos, pero ya hay resultados en animales”, señaló Álvaro Mata, costarricense que trabaja como director de Nanotecnología de Parc Cientific Barcelona.